Terroristas suicidas toman los mandos de varios aviones y los estrellan contra las torres gemelas y el Pentágono provocando una catástrofe de proporciones descomunales. Los sucesos del 11 de septiembre marcan sin duda un antes y un después para pilotos y también, por supuesto, para los pasajeros. La psicosis desatada tiene ya sus primeros efectos. Según El Dr. Tomás de Vicente, psicólogo especializado en medicina aeroespacial, unos y otros “sufren estrés, falta de sueño, nerviosismo. Pero todavía es pronto para determinar si eso acabará por traducirse en un trastorno psicológico concreto”.
Expertos en medicina aeroespacial reunidos esta mañana en Valencia aseguran que no se trata sólo del miedo a un secuestro. El pánico a volar ha aumentado y ha provocado una crisis en el sector. Muchos pilotos ven amenazado sus puestos de trabajo. Por todos estos motivos la tensión se dispara.
En cualquier caso, para los pilotos es su profesión, pero convencer a los usuarios de que volar es seguro será un trabajo mucho más complicado.
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