Con ese fin, se enviarán miles de cuestionarios a los trabajadores que se encontraban en la planta de fertilizantes AZF, en las afueras de Toulouse, el 21 de septiembre pasado, día en que la explosión causó 30 muertos y más de 2.000 heridos.
También serán objeto de este estudio los empleados de otras empresas afectadas, los habitantes de las zonas próximas al lugar del siniestro, los alumnos y el personal de los centros docentes que resultaron dañados y el conjunto de la población de Toulouse.
El objetivo de la investigación es conocer las consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo que produjo el siniestro entre la población.
Hoy se informó de que la cifra de 30 muertos parece ser definitiva, pues ya no quedan heridos en cuidados intensivos, a excepción de dos quemados por ácido nítrico.
Fuentes sanitarias señalaron la existencia de numerosos problemas oftalmológicos, otorrinolaringológicos y neurológicos, que tardarán tiempo en curarse, y un incremento de las consultas psiquiátricas, debido al estrés postraumático.
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