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Leonor Mayor – Una de las principales preocupaciones de los sindicatos es la siniestralidad laboral. El año pasado, 225 personas murieron en sus puestos de trabajo en Cataluña, otras 2.167 sufrieron lesiones graves y 201.759 más fueron víctimas de accidentes leves.Los sindicatos aseguran que España encabeza el ránking europeo de la siniestralidad laboral. Mientras, el Gobierno defiende que el país ha dejado de ostentar este dudoso récord y que en Dinamarca, Suecia y Bélgica se producen más accidentes laborales.El 28 de abril es el día de la defensa de la salud en el trabajo que este año ha venido precedido de una conferencia internacional celebrada en Barcelona en la que los gobiernos de la UE han presentado su estrategia para solucionar este problema para el periodo 2002-2006.

BARCELONA.- El pasado mes de agosto, dos trabajadores de la construcción murieron en Blanes al caer desde una plataforma situada a quince metros de altura. No encontraron a qué agarrarse. Era el segundo accidente laboral con consecuencias mortales en dos días. Tan sólo 24 horas antes, dos empleados, también del sector de la construcción, fallecieron al quedar enterrados en una zanja de la obra de Montgat en la que trabajaban.

Este tipo de dramas no son una excepción. Los accidentes laborales acabaron con la vida de 225 trabajadores catalanes el año pasado, según datos del sindicato CCOO. Pero la tragedia no se esconde sólo detrás de los accidentes mortales. Las lesiones graves e incluso leves pueden provocar también nefastas consecuencias físicas y psíquicas entre sus víctimas.

Este sería el caso de un joven de 22 años que perdió el antebrazo derecho al caer desde una altura de cuatro metros mientras trabajaba en una obra. El hombre consiguió la invalidez permanente y también ayuda física: los médicos le proporcionaron una prótesis. Pero la reparación de los daños mentales es mucho más compleja. El joven tuvo que iniciar una nueva vida, aprender a escribir con la mano izquierda, habituarse a vivir con un solo brazo…

«La ayuda psíquica es muy difícil de conseguir porque los accidentes de trabajo se consideran como un riesgo más», explica el responsable del área de salud laboral de UGT Catalunya, German Milara. Otras veces, el fallo se produce durante el tratamiento médico posterior.

Fallos médicos

Así le sucedió a un inmigrante que se aplastó un dedo durante su jornada laboral. Después de tres semanas le dieron el alta y volvió a trabajar. La lesión no estaba curada y el enfermo acumulaba pus en el dedo. Pasados dos meses tuvo que volver al hospital, donde le amputaron la primera falange. En esta ocasión, la víctima se animó a interponer recurso, lo ganó y recibió una indemnización. «Tuvo suerte, porque además pudo volver a trabajar, pero no es lo habitual ya que una mala praxis médica es muy difícil de demostrar ante los tribunales», indica Milara.

De los 201.759 accidentes laborales con baja que se producen cada año en Cataluña pocos llegan ante los jueces. El pasado mes de enero, un juzgado de Barcelona condenó a tres directivos de una empresa de Llinars del Vallès, también de la construcción, a penas de prisión por la muerte de un trabajador de 21 años que falleció cuando apenas llevaba una hora en su puesto de trabajo.Las acusaciones de imprudencia con resultado de muerte y de delito contra los derechos de los trabajadores prosperaron. Sin embargo, ésta es una de las pocas ocasiones en que un siniestro de este tipo ha acabado con una condena.

Paralelamente, aparecen otras modalidades de siniestralidad laboral, como el acoso moral o mobing, que tímidamente van haciendo su entrada en los tribunales. «El acoso moral suele dejar a las víctimas en un estado de depresión que les provoca dificultades a la hora de volver a trabajar. Los factores personales como la edad o la preparación influyen a la hora de recuperar la autoestima y de conseguir un nuevo empleo», afirma Mamen Márquez, técnico superior en prevención de riesgos laborales de UGT Catalunya.

En los últimos tiempos algunos de estos casos prosperan en los tribunales. De este modo, un empleado al que su empresa obligó a trabajar debajo de una cañería goteante, una chica a la que habían aislado en una habitación sin luz con la única compañía de una silla rota y un ingeniero químico que no podía ejercer sus funciones con un ordenador estropeado y un teléfono sin línea consiguieron que se les resarciera con indemnizaciones.

Desde hace unos años, los sindicatos celebran el 28 de abril el día de la salud en el trabajo con el objetivo de que situaciones como éstas no se vuelvan a repetir.

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El Mundo

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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