El encargado general del taller de una empresa situada en el polígono industrial de Sabón y el jefe de un equipo de trabajo del que formaba parte un empleado que sufrió un accidente laboral fueron condenados a pagar una multa de 180 euros por cometer una falta de lesiones imprudentes.
Los hechos, según relata en la sentencia el magistrado del Juzgado de lo Penal número 1, sucedieron el 28 de noviembre de 2007. La víctima, que trabajaba en la compañía desde julio de 1989, se encontraba en la nave de la empresa, situada en Arteixo, repasando una pieza sobre un andamio. Cuando el afectado llevaba una hora realizando la tarea que le había sido encomendada, cedió el tablón y se precipitó desde una altura de 1,5 metros.
Como consecuencia del accidente, el perjudicado precisó ser atendido en el servicio de urgencias del complejo hospitalario Universitario de A Coruña. La víctima tardó en sanar de las heridas 134 días, 124 de los cuales estuvo incapacitado para realizar sus tareas habituales y diez, hospitalizado. Como secuelas le quedaron cicatrices en el antebrazo y una parálisis en la muñeca izquierda.
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