Los jóvenes de la Comunidad Valenciana pueden considerarse adictos al trabajo. Según la Encuesta de Inserción Laboral, sus empleos son lo más importante después de la familia, por encima del tiempo libre, la formación y la participación social. Las pasiones laborales son tan elevadas que un 55% afirma que continuaría trabajando aunque les tocara un premio importante de lotería. Y un 70% aceptaría un nuevo contrato que fuera de la misma duración y con el mismo salario que las percepciones pendientes de un subsidio de desempleo.
La Comunidad Valenciana se desmarca así de otras ciudades como Madrid o Barcelona, en donde un 60% de los jóvenes abandonarían sus puestos de trabajo si tuvieran resueltas sus necesidades económicas. En estas grandes urbes, además, se considera fundamental el tiempo libre y la formación, muy por encima de la propia profesión.
La juventud de la Comunidad parece, en un principio, más emprendedora. Desde mediados de los 90 hasta el final de la década, el porcentaje de jóvenes que han decidido establecerse como autónomos es un 3% superior al de Madrid o Barcelona. Casi el 42% de los trabajadores alicantinos, valencianos y castelloneneses, prefieren autoemplearse antes que continuar en plantilla. En las dos primeras ciudades españolas, sin embargo, la cifra no alcanza el 39%, según un estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigación Económica (IVIE).
Pese a las cifras, en la Comunidad continúa predominando el deseo de estar contratado. Cuando una empresa ofrece la posibilidad a uno de sus empleados como autónomo para contratar sus servicios, el trabajador suele pedir un aumento salarial de un 43% a modo de compesación económica. El riesgo que presenta la nueva situación es clara: del 15% de los jóvenes que han tratado de instalarse de forma independiente, sólo un 9% lo ha conseguido. Un 6% más que en 1996, y un 4% más que el porcentaje actual en Barcelona y Madrid.
En múltiples ocasiones, el elevado índice de autoempleo se debe a una exigencia de la empresa, que necesita recortar gastos o una mayor flexibilidad laboral. Una de las cosas que más para a los jóvenes a la hora de darse de alta como autónomos es la cotización mensual a una Seguridad Social que no ofrece ningún tipo de cobertura en caso de desempleo o baja por enfermedad.
Según el IVIE, el estrés laboral es mayor entre aquellos jóvenes que prefieren establecerse por su cuenta. Estos trabajadores suelen conocer mejor los objetivos, las responsabilidades y las competencias que les han asignado. Valoran más aspectos intrínsecos del propio empleo, el compañerismo, las relaciones personales y la eficacia.
En general, la juventud valenciana valora más positivamente la situación del mercado laboral que hace unos años. Mientras en 1996, casi el 50% consideraba que era imposible encontrar trabajo en el tipo de empresa elegido, en el 99 este porcentaje fue inferior al 24%. Un 68% de los encuestados por el IVIE, además, confesó haber abandonado su empleo por otro mejor. El encuentro del primer trabajo, de hecho, supone el abandono de los estudios de más del 35% de la población, mientras que un 45% alega motivos personales.
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