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La creciente escalada de incidentes violentos en el ámbito sanitario hace necesario la elaboración de protocolos e instrucciones tendentes a evitar, minimizar y responder legalmente ante tales hechos, según ha informado el Colegio.

Se trata, como ha señalado la presidenta del el Colegio Oficial de Médicos de Toledo, Natividad Laín, de poner todos los medios disponibles para atajar y visibilizar “una lacra de violencia inasumible, que atenta y empaña gravemente la calidad asistencial y la plena confianza en la relación médico-paciente”.

El documento ha sido aprobado por la Junta Directiva de la institución colegial desarrolla en seis puntos y doce páginas las principales recomendaciones para que los profesionales médicos no bajen la guardia y se puedan proteger frente a episodios de intimidación durante el desempeño de sus funciones asistenciales. Además, se ha elaborado un díptico en el que se resumen los principales puntos para la prevención y las recomendaciones generales de actuación.

En este sentido, en la introducción del protocolo se alude como una de las causas del aumento de la hostilidad hacia el personal facultativo a la evolución hacia la “despersonalización de la relación médico paciente que se ha trastocado desde un trato de cierto paternalismo anterior a la exigencia actual de la ciudadanía cimentada en el pago de impuestos que financian el sistema público sanitario, en la intoxicación que provoca la sobreinformación sanitaria que desemboca en la práctica de una medicina defensiva por parte de los profesionales por miedo a denuncias y demandas”.

“Todos los profesionales sanitarios sufrirán o presenciarán una situación de violencia en el ámbito laboral, al menos una vez, durante su carrera profesional que van desde posibles daños materiales a amenazas, coacciones, insultos o vejaciones y ataques físicos cuyos resultados han provocado ya en algunos médicos lesiones de distinta consideración, heridas graves y hasta la muerte”, ha explicado Laín.

En el Protocolo se exponen las situaciones en las que habitualmente se produce una agresión como “esperas prolongadas, solicitud de servicios no necesarios, petición de bajas laborales fingidas, sujetos alterados o bajo los efectos de alcohol y drogas, animadversiones preexistentes o sensaciones de mala atención”.

Por ello, ha indicado que antes de que se produzca una agresión y para reconducir la situación de riesgo, se aconseja, mantener la calma y no responder a las provocaciones manteniendo un tono neutro y profesional, permitir la liberación emocional, reconocer deficiencias propias u organizativas, requerir la presencia de compañeros y mantener la distancia de seguridad.

Además, ha señalado que en el caso de que se produzca la agresión y para evitar daños la recomendación pasa por alertar al personal de seguridad, abandonar la consulta, pedir ayuda y en el caso de amenazas con armas seguir las indicaciones del agresor hasta tener una posibilidad racional de huida.

Si no es evitable y la agresión se produce, ha apuntado que se insta a los profesionales a requerir la presencia de Policía o Guardia Civil, recibir asistencia sanitaria, pedir parte de lesiones, comunicar el incidente al centro sanitario y al Colegio de Médicos y sobre todo, “denunciar los hechos” previo asesoramiento y orientación jurídica.

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lacerca.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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