Este miércoles 28 de abril, los sindicatos conmemoran el Día Internacional de la Salud y de la Seguridad en el Trabajo denunciando que, a pesar de la reducción del número de accidentes laborales que reflejan las estadísticas, el cómputo proporcional a la tasa de actividad muestra un mantenimiento de esta siniestralidad.
Roberto Gómez, secretario de Acción Sindical y Salud Laboral de UGT, ha recordado que la crisis económica ha hecho que se reduzca la actividad en sectores como Construcción o Industria, donde se suelen acumular más accidentes laborales, pero éstos no se han reducido. De hecho, la provincia burgalesa sigue siendo la que más siniestralidad laboral presenta por cada 1.000 trabajadores de toda la comunidad autónoma, y una de las mayores del territorio nacional.
Según los datos facilitados por la Junta de Castilla y León, entre enero y marzo de este año se han registrado 4 víctimas mortales por accidente laboral, dos más que en el mismo periodo del pasado 2009, así como 22 siniestros graves o muy graves, un 3’5% más.
En cuanto a las enfermedades profesionales, mientras se ha reducido en un 40% las bajas concedidas por las mutuas, se ha incrementado en un 7% la constatación de enfermedad profesional sin baja, lo que demuestra que las mutuas manipulan los datos, junto con las empresas, para ocultar los accidentes y las enfermedades derivados del trabajo.
Roberto Gómez ha asegurado que en Burgos falta cultura preventiva en riesgos laborales y formación al trabajador. Los empresarios dan cursos y charlas de unos pocos minutos para cumplir con el expediente, pero no preparan a los trabajadores ante los riesgos de sus puestos.
En el sindicato UGT consideran necesario que se elabore una ley integral de prevención de riesgos laborales, así como un mayor control de la gestión que realizan las mutuas, para que dejen de derivar patologías consecuencia de la actividad laboral al sistema público de salud como si fuesen patologías generales.
Al mismo tiempo, demandan mayores recursos humanos en la Inspección de Trabajo, a la que le es imposible vigilar correctamente todas las empresas, y más preocupación por la siniestralidad laboral en la Junta de Castilla y León.
Las cuatro víctimas mortales que se han registrado en la provincia burgalesa durante los tres primeros meses del año han correspondido a los dos trabajadores del Servicio de Aguas de Burgos, quienes perdían la vida en el fin del semana de la llamada ciclogénesis explosiva, cuando se dirigían a la Potabilizadora de Arlanzón; un vigilante de seguridad del Museo de la Evolución Humana y un empleado de una empresa de recogida de residuos, estos últimos como consecuencia de un infarto.
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