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Castilla-La Mancha fue la comunidad autónoma donde más descendió la siniestralidad laboral durante los tres primeros meses del año en términos relativos. Concretamente un 20,3% en relación al mismo período de 2011, hasta alcanzar los 5.155 accidentes de trabajo con baja a 31 de marzo de 2012. Una evolución positiva que también se registró en el conjunto del territorio nacional, donde los 122.709 siniestros contabilizados representan un descenso interanual del 15,4%, según los últimos datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Eso sí, a lo largo del primer trimestre del presente ejercicio diez trabajadores perdieron la vida en nuestra comunidad autónoma, bien en su centro productivo o en el trayecto al mismo, lo que supone dos muertos más que  los que se produjeron en similar intervalo de tiempo del año anterior y un número todavía elevado, ya que tal y como insisten una y otra vez los agentes sociales y la propia Administración mientras haya un muerto en el tajo cualquier esfuerzo que se haga sigue siendo pequeño.

Más aún si se tiene en cuenta que a pesar de que en el conjunto de España la mortalidad en el trabajo ha retrocedido más de un 19% en los últimos doce meses, los 140 trabajadores fallecidos significan que cada día se registra un fallecimiento y medio, una circunstancia que también tiene una elevada factura económica para la sociedad.

Y es que además del impacto social y familiar que conlleva todo accidente laboral, el coste económico resulta muy elevado para las Administraciones. En concreto, tomando como referencia los cálculos realizados por el Instituto Riojano de Salud Laboral (IRSAL), los 5.155 siniestros registrados en Castilla-La Mancha han costado a las arcas públicas más de 6,26 millones de euros, cantidad que se eleva hasta los 150 millones de euros.

Fundamentalmente porque que según los citados parámetros, el coste total medio de un accidente leve supera ligeramente los 1.000 euros, mientras que los graves, muy graves y mortales se acercan a los 22.000. 

Es decir, los últimos cuestan casi 22 veces más que los leves, debido, principalmente, al mayor número de días de baja, que incrementan los costes de personal y a los mayores costes de las sanciones administrativas, recargos de prestaciones o sentencias judiciales.

Y a pesar de la caída de la actividad, construcción sigue ocupando los primeros puestos de siniestralidad laboral, al concentrar el 14% de los siniestros producidos en la Comunidad Autónoma. 

Si se toma como referencia que el coste empresarial medio por cada accidente de este sector se sitúa en los 2.258 y 8.804 euros, en función de si es leve o grave, según la patronal Seopan, se llega a la conclusión de que durante el primer trimestre de 2012 los empresarios castellano-manchegos de la construcción han soportado unos gastos de más de 836.800 euros como consecuencia de la siniestralidad laboral.

Centrándonos en las cifras puras y duras de los tres primeros meses del presente año, del conjunto de siniestros registrados en Castilla-La Mancha, 4.760 se produjeron en el lugar de trabajo y 342 fueron “in itínere”, lo que arroja unos descensos en relación al mismo período de 2011 del 21% y 10,7%, respectivamente. 

En lo que se refiere a la forma o contacto que ocasionó la lesión motivo de la baja por accidente laboral es el sobreesfuerzo físico, trauma psíquico, radiaciones, ruido, luz o presión el que aglutina un mayor volumen de accidentes, con 2.001, seguido de choques o golpes contra un objeto inmovil.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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