La ansiedad y el estrés propician la aparición y el desarrollo de tumores cancerígenos, según ha puesto de manifiesto una investigación realizada en el hospital bilbaíno de Basurto. El trabajo, que se ha prolongado durante cuatro años, evidencia que la contención de las emociones, la dificultad que sufren muchas personas para expresarlas y la tendencia a la tristeza favorecen la aparición de males, entre las que el cáncer ocupa un lugar significativo.
Más de cien pacientes, sin diagnóstico previo, fueron analizados durante el tiempo que duró el estudio. El trabajo constituye una amplia investigación sobre Psicosomática y cáncer , que ha servido de base para la tesis doctoral del facultativo Aljelani Amara Shellick, especialista en Medicina Interna. No todos los 110 enfermos elegidos para la investigación tuvieron un diagnóstico de cáncer. Apareció en 53 de los 110 pacientes seleccionados. Sin embargo, prácticamente todos los enfermos oncológicos presentaron episodios de ansiedad en algún momento de la enfermedad.
«De entre todos los males que afectan al ser humano -explicó el especialista- el cáncer es el que evoca las emociones más fuertes, el mayor dolor y sufrimiento». Según el doctor Amara Shellick, la dificultad de muchas personas para asumir un diagnóstico, como el del cáncer, evidencia la necesidad de que los pacientes «sean tratados como seres humanos compuestos de cuerpo y alma. Durante años, los médicos hemos tratado sólo la enfermedad y nos hemos olvidado de la persona».
Algunas teorías apuntan a que resulta determinante la percepción que cada individuo tiene del estrés. Según detalló el especialista, los sujetos depresivos, con un marcado yo, quienes reprimen en exceso las emociones, son racionales hasta el punto de contener los sentimientos o quienes, simplemente, carecen de recursos lingüísticos para expresar cómo se sienten, resultan más propensos a desarrollar la enfermedad.
La investigación también evalúa otros aspectos, como el riesgo de tumores entre los ex fumadores. Ese posibilidad es superior durante los diez años siguientes al abandono del tabaco.
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