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No es sólo que uno sienta que se le encoge el alma, que se le hace un nudo en la garganta, que le recorre la frente un sudor frío… Además, el miedo a volar podría ser uno de los principales factores desencadenantes del llamado síndrome de la clase turista. Según un reputado equipo de científicos británicos, la ansiedad que la inmensa mayoría de los seres humanos experimenta al subirse a un avión podría estar detrás de la tromboembolia venosa, un mal que afecta a uno de cada 10 pasajeros de vuelos de larga distancia y que, en algunos casos, tiene efectos mortales.

El síndrome de la clase turista, así llamado porque la incidencia de este mal es hasta tres veces superior entre los sufridos pasajeros con billete económico que entre los privilegiados que viajan en primera, se produce por la formación de coágulos de sangre en alguna de las venas principales. El peligro es que alguno de esos trombos logre llegar al corazón o a los pulmones: en ese caso, puede sobrevenir la muerte.

Hasta ahora, los científicos achacaban a las estrecheces propias de los aviones, a la inmovilidad que han de soportar los pasajeros y al consumo de alcohol la incidencia de este mal. Pero, ayer, un grupo de seis especialistas salió al paso en Londres con una nueva teoría. «Creemos que un alto porcentaje de la población que viaja en aviones comerciales, sobre todo en vuelos de larga distancia, cae víctima de la tromboembolia venosa por culpa de la ansiedad o el estrés», anunciaba el investigador Peter Hughes, el hombre al frente del equipo.

Dicen las encuestas que dos de cada tres personas tienen miedo a volar. Y, tras los atentados del 11 de Septiembre, aún se ha acentuado más el terror de muchos pasajeros. Algunos comienzan a ponerse nerviosos al salir de casa hacia el aeropuerto. El estrés y la ansiedad se traducen en una importante secreción de adrenalina y ésta, a su vez, provoca un aumento de la presión sanguínea, lo que puede dar lugar a la formación de trombos en las piernas.

Este investigador y su equipo se proponen ahora crear una pastilla para combatir el estrés que produce el miedo. «Creemos que ese medicamento podría salvar miles de vidas», indicaba Highes.

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El Mundo

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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