Pero lo más destacable es la reducción importante que se ha producido en los accidentes de mayor gravedad, los mortales. Las cifras en este caso han sido mucho más clarividentes. De los 22 siniestros fatales que tuvieron lugar en 2008 a los 12 del pasado. Unos datos que sitúan la reducción en el número de muertos en los puestos de trabajo de un 45,46 por ciento. Casi la mitad.
En los accidentes leves también se han reducido la siniestralidad. En concreto, se han dado un 27,64 por ciento menos de accidentes, pasando de 11.145 a 8.064. En el caso de los accidentes graves se rompió la tendencia general con un incremento del 12,70 por ciento, pasando de los 63 en 2008 a los 71 en 2009. Por meses, en casi todos se han producido muertes, siendo los meses de junio, octubre y noviembre los de que peores cifras han llevado a la siniestralidad en los puestos de trabajo.
El sindicato UGT hizo ayer balance de estos datos. El responsable de Salud Laboral y Medio Ambiente de dicha central en Almería, Juan José Martínez, indicó en un comunicado que «estas cifras son totalmente incompatibles con el nivel de tolerancia cero con los accidentes que mantiene el sindicato».
«De todos es conocido que corren tiempos difíciles, pero precisamente por la dificultad no debemos bajar la guardia en lo que se refiere al mantenimiento de los niveles de seguridad y salud en el trabajo. Hay que incrementar los esfuerzos y que la palabra crisis no se trasforme también en sinónimo de siniestralidad», indicó Martínez.
Asimismo, destacó que, para 2010, es «necesario» un «mayor compromiso por parte de los empresarios en la aplicación de las medidas en materia de Prevención de Riesgos Laborales, así como un mayor esfuerzo por parte de la Inspección en el control de los déficit de los centros de trabajo. Siendo éstos junto a la formación y a la cualificación de los trabajadores los pilares básicos que tienen que contribuir a que la siniestralidad cero sea realidad en la provincia.
No obstante, los sindicatos han apuntado en diversas ocasiones a que el descenso en el número de fallecidos en los puestos de trabajo se debe mayoritariamente al efecto de la pérdida de empleo.
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