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Empleados del centro agrario afirman que no utilizan ningún producto catalogado como cancerígeno. Más de doscientos trabajadores han pasado a lo largo de los años por los puestos de las mujeres enfermas.

ANA SANTIAGO – VALLADOLID
Escepticismo, cierta dosis de indignación por lo que consideran una alarma injustificada y serenidad resumen el ambiente interno que viven los trabajadores del centro de investigación agraria de Zamadueñas.

Cuatro investigadoras que trabajan en estas instalaciones de la Junta de Castilla y León padecen cáncer, tres de ellas de mama, por lo que se ha establecido una posible relación entre el empleo de los productos químicos y fungicidas empleados en el centro y estas patologías. Sin embargo, una de las propias afectadas que ha preferido mantenerse en el anonimato en una lucha por defender su intimidad, asegura que para ella trabajar en Zamadueñas es «un privilegio» y que no se siente en absoluto amenazada.

Esta mujer, bióloga e investigadora, fue diagnosticada hace unos tres años y se le extirpó el tumor en el pecho hace dos, tras los habituales tratamientos oncológicos está «curada» en la actualidad y sólo se somete a los cuidados rutinarios preventivos. Para esta profesional que lleva más de veinte años en la empresa «todo esto no tiene razón de ser y deberían hacer un estudio epidemiológico en lugar de dar palos de ciego». No sólo asegura no tener ningún miedo a trabajar en estas instalaciones, sino que argumenta su seguridad con su continuidad en el mismo puesto de trabajo y recuerda que todas las afectadas son mayores de 45 años, edad de riesgo en esta patología. «Me molesta -explica- que no trasciendan las investigaciones que realizamos y se monte este follón por algo que más parece una casualidad que otra cosa».

Estudio
Esta afectada, que se siente como tal más por las noticias en los medios y la intimidad robada que por su superada enfermedad, considera «más lógico que se mire si hay o no relación; pero con calma, sin polémica». Asimismo, aclara que de las cuatro supuestas afectadas una, de la que se ha dicho que padece un cáncer de estómago, las noticias que se tienen de ella en Zamadueñas es que está de baja laboral por una operación de úlcera de estómago y que ha sido trasladada a otra área. Respecto a sus compañeras destaca que no manejaron el mismo instrumental ni los mismos productos químicos y además asegura que han pasado más de doscientas personas por estos mismos puestos de trabajo, por lo que la incidencia no le parece significativa.

Tranquilidad
En la misma línea, otros compañeros de trabajo, todos ellos son químicos, biólogos o ingenieros agrónomos, reivindican tranquilidad ante una relación que consideran muy improbable. «Todos nosotros somos titulados superiores y sabemos con qué productos trabajamos y ninguno de ellos está catalogado como cancerígeno; los hay tóxicos y se toman las precisas medidas de uso y protección; pero no cancerígenos», explica un empleado. Uno de los técnicos y veterano del centro, Gonzalo Cabero, destaca que el fungicida más empleado es maneb, que tiene en su composición magnesio, manganeso y zinc y que es ampliamente usado por agricultores y otros centros similares y en el de Valladolid desde hace muchos años sin que haya habido más casos. La muerte registrada en el centro hace años de un hombre, fue debida a un cáncer de pulmón y era un gran fumador, explica otro trabajador.

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El Norte de Castilla

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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