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O lo contrario, te castigan a hacer tareas insulsa hasta que te aburras. Hay acosadores que prefieren ocultarte información y documentos importantes de modo que te indzcan a acometer errores, te acusen de irresponsabilidad y te sancionen. Algunos te envían mails cargados de odio y de insultos.
El origen del acoso laboral muchas veces esconde discriminación por razón de la diferencia. Sexo, estado civil, edad, raza, condición social, religión o convicciones, ideas políticas, orientación sexual, afiliación a un sindicato, lengua o discapacidad.
La consecuencia del acoso laboral o mobbing es que la persona que lo sufre se siente minusvalorada. Se deteriora su autoestima. Pierde su dignidad. Pero también hay consecuencias psicosomáticas: depresión, eczemas en la piel, tensión, estrés. Las visitas al médico son constantes.

Bajas y depresiones

Comienzan las bajas por depresión, el encierro en la habitación a oscuras el deambular por la casa. Las personas que sufren mobbing pueden reaccionar con violencia ante otras personas, sus seres queridos o quienes les rodean. O renunciar a su puesto de trabajo. En otras ocasiones, son despedidos por falta de rendimiento.
Y eso es lo que on permite la Constitución. Toda persona tiene derecho a la dignidad. “Es un valor espiritual y moral inherente a la persona”, afirma una sentencia del Tribunal Constitucional. “Lleva consigo la pretensión al respeto por parte de los demás”.

¿Qué hacer?

¿Qué hacer ante estos casos? Ya hay muchos bufetes de abogados especialistas en acoso laboral. En primer lugar, recomiendan reunir toda clase de pruebas. ¿Un mail donde te trataba de forma despreciativa? Guárdalo. ¿Una orden para que cambies de actividad y te degradan? Ve al director de personal y pide que lo certifique. ¿Insultos en público? Tienes el testimonio de tus compañeros. ¿Bajas por depresión? Presenta los informes médicos. Todo esto significa que pueden empezar una denuncia en toda regla, con abogados de por medio. A veces, la simple amenaza de que vas a iniciar un proceso judicial basta para que los acosadores dejen de ejercer su violencia psicológica.
Los jueces dictan sentencias cada vez más favorablea a las personas que son víctimas de acoso laboral. En unos casos, esa sentencia supone la restitución de la persona en su puesto de trabajo. En otros, una indemnización acorde con el mal causado.
Afortunadamente, a veces no hay que acudir al juez.
En algunas grandes empresas, ya existe un protocolo que puede ser empleado por las personas que se sienten víctimas del acoso laboral. Estas normas de actuación forman parte de su Responsabilidad Corporativa, es decir, de su imagen ante la sociedad. Y si no cumplen estas normas éticas, pierden su calificación en los índices mundiales de Responsabilidad Corporativa, índices que cada vez son más importantes para su prestigio.

Acoso no intencionado

Los jefes muchas veces no se dan cuenta de que están creando situaciones que se acercan al mobbing. Por ejemplo, asignando permanentemente tareas difíciles a una persona porque piensan que es eficiente; o no teniendo un sistema claro de asignación de tareas; o incluso, poniendo en marcha un plan de reducción de puestos de trabajo.
Pero las consecuencias de todo ello pueden ser muy nocivas.
El caso de la compañía telefónica francesa es uno de los más dramáticos. A lo largo del año pasado, varios empleados de esta compañía se suicidaron al sentirse víctimas del acoso laboral, traslados forzosos o amenazas de despido. La imagen de la compañía se hundió.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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