El mercado laboral apenas da buenas noticias, pero hay alguna excepción. La siniestralidad en el trabajo descendió el año pasado. Lo hizo en términos absolutos un 20,1%, y relativos -teniendo en cuenta los accidentes que hay por cada 100.000 cotizantes-, un 17,2%. El secretario de Empleo y Relaciones Laborales de la Generalitat, Ramon Bonastre, se congratuló por unas cifras que consideró “positivas”, aunque matizó que “cualquier daño a la salud debe mejorarse mediante la prevención”.
En parte, la caída de la actividad de la construcción explica la caída del índice global de accidentes laborales, aunque todos los sectores registran caídas en el volumen de siniestros. La construcción y la industria tuvieron el 19% menos de incidentes; los servicios, el 14%; y la agricultura, el 6%. Bonastre destacó el papel de la Estrategia Catalana de Prevención y de los agentes sociales en la mejora de todos los índices.
En términos absolutos, el año pasado se produjeron 73.719 siniestros: 73.084 accidentes leves (el 20,17% menos), 568 graves (el 16,6% menos) y 67 mortales (el 14,1% menos). “Todavía son muchos”, sostuvo Bonastre, quien recordó que la Generalitat temía que la crisis supusiera que las empresas se relajaran e invirtieran menos en prevención laboral, lo cual, en su opinión, no ha sucedido.
Bonastre también explicó que la Inspección de Trabajo realizó el año pasado 10.655 visitas controladoras con el objetivo de vigilar que se cumple la norma de prevención laboral, 2.000 más que el año anterior. Las sanciones impuestas sumaron 10,8 millones de euros. La multa media ascendió a 6.000 euros.
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