Entre un cuatro y un cinco por ciento de los cánceres se deben aexposiciones en el mundo laboral, aunque estas cifras “no se traducenen los datos oficiales”, según indicó hoy Íñigo Fernández, directordel curso “Riesgo químico en el trabajo: un enfoque renovador”,incluido en la programación de la XVII edición de los Cursos deVerano de la Universidad de Cantabria.
En opinión de este experto, existe una falta de información sobrelas enfermedades originadas por productos químicos, que no quedanreflejadas en ninguna estadística. Señala así que los serviciospreventivos de las empresas y sus sistemas de evaluación de riesgosno son medios suficientes para establecer la relación entreenfermedad y producto químico.
En su lugar, Fernández, médico de empresa del Servicio de SaludLaboral del Centro de Seguridad y Salud en el Trabajo, defiende lacreación de un modelo preventivo que tenga como objetivo relacionarlas alteraciones de la salud con los productos que se manejan en laempresa. “En la actualidad falta una actitud de búsqueda de lascausas que originan determinadas enfermedades”, indica.
La necesidad de avanzar en la normativas de utilización deproductos químicos es otro de los ejes centrales de este seminario.En este sentido, el director del curso destaca el desequilibrioexistente entre el enorme potencial de la industria química y losrecursos normativos de los que puede disponer la Administración. “Lasociedad no está preparada para asumir la tremenda capacidad de laindustria química para introducir nuevos sustancias en el mercado”,afirma.
Este desequilibrio entre los medios de la industria y los de laAdministración está causado, según Fernández, por la ausencia deestudios de los productos, de una información científica losuficientemente fundamentada como para tomar decisiones correctas.
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