Los accidentes de tráfico representan actualmente un problema de alto impacto social y económico y, por ello, constituyen una de las mayores preocupaciones de las sociedades modernas. Se calcula que cada año mueren en el mundo entre 1.200.000 y 1.500.000 personas en accidentes de tráfico, sufriendo algún tipo de traumatismo entre 20 y 50 millones de personas más (OMS, 2004).

En nuestro país, son alrededor de 5.500 las personas que fallecen cada año de media en siniestros relacionados con la circulación, resultando heridas además unas 150.000, muchas de las cuales sufrirán graves lesiones con incapacidades permanentes (INTRAS, 2005).

Estas cifras colocan a los accidentes de tráfico entre las principales causas de morbilidad y mortalidad en España. Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que los siniestros de circulación son especialmente frecuentes entre la población joven, lo que los convierte en una de las causas más habituales de muerte prematura (OMS, 2004) e incrementa sus implicaciones para el ámbito económico. No olvidemos que es esta población la que tiene un mayor número de años de vida productivos por delante y también que representa un buen porcentaje del total de la población activa nacional.

Junto al terrible drama y el sufrimiento humano que esconden todas estas cifras, debemos subrayar el enorme impacto económico que trae como consecuencia la accidentalidad. En los países desarrollados, los gastos derivados de los accidentes de tráfico oscilan alrededor del 2% del Producto Interior Bruto (PIB) (OMS, 2004). En la Unión Europea se calcula que el coste anual de los accidentes de tráfico se sitúa en unos 160.000 millones de euros, mientras que en España esta cifra ronda los 16.000 millones de euros (INTRAS, 2003). Podría decirse que cada español paga de media unos 400 euros al año para paliar las consecuencias que ocasionan todos los siniestros del tráfico, lo que nos da una idea de la magnitud de este problema.

En este contexto, es importante destacar la importancia del accidente laboral de tráfico, ya que se trata de un tipo de accidentalidad que está experimentando un importante crecimiento en los últimos años. Dentro de los accidentes laborales hay unos tipos específicos de accidentes con características muy particulares que están sufriendo un incremento relativo mucho mayor que el promedio. Nos estamos refiriendo a los accidentes de tráfico in itinere y en misión, es decir, aquellos accidentes de tráfico que se producen respectivamente, bien al dirigirse o al regresar del trabajo, bien realizando las labores que conlleva el propio trabajo (como podría ser el caso de los conductores profesionales).

En España, según datos de la Dirección General de Tráfico, en el periodo de 1993-2002 uno de cada tres conductores víctimas de accidentes de tráfico se desplazaba por motivos laborales (accidente in itinere o en misión). En los últimos años el número de conductores víctimas de accidentes laborales se ha incrementado en más de un 50% de manera similar en ambos tipos de desplazamiento. Según datos procedentes del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, este incremento experimentado por la siniestralidad laboral de tráfico ha sido mayor que el aumento de cualquier otro tipo de accidente laboral.

Como vemos, gran parte de los accidentes laborales son accidentes de tráfico. Sin embargo, siguen siendo escasas todavía las iniciativas desde el ámbito de la prevención de riesgos laborales dirigidas a reducir estas cifras de una forma eficiente.

En consecuencia, todas aquellas intervenciones que afecten globalmente al tráfico y a la seguridad vial van a tener una clara influencia sobre las cifras de accidentes de tráfico en el ámbito laboral, por lo que estas áreas van a convertirse sin duda en uno de los puntos de interés de los prevencionistas. Esta implicación será más patente en aquellos que trabajen directamente en el sector del transporte, pero no se limita a ellos, ya que en prácticamente todos los sectores laborales los trabajadores han de desplazarse de su hogar a su lugar de trabajo (y viceversa) o existe alguna figura dentro de la empresa cuyas labores exigen en determinadas ocasiones el uso de vehículos fuera del recinto laboral.

El sistema de permiso de puntos en España

Dentro del amplio abanico de medidas dirigidas a reducir el número y la gravedad de los accidentes de tráfico, destaca la expansión internacional del llamado sistema de carné por puntos, que como es bien sabido, va a ser implantado también en nuestro país en muy breve plazo. Según este sistema, la autorización que el Estado concede a toda persona que quiera circular por las vías públicas queda supeditada al grado de confianza que la sociedad puede otorgar a dicho conductor. Por ello, el permiso de conducción lleva aparejado un crédito de puntos que va disminuyendo con la comisión de determinadas infracciones que se consideran especialmente relevantes para la seguridad vial.

Es importante señalar que la pérdida de puntos se suma a las posibles sanciones ya contempladas para cada una de esas infracciones, ya que el objetivo del sistema de carné por puntos es penalizar, no la infracción concreta, sino la comisión reiterada de infracciones a las normas más básicas de la seguridad vial (a saber, la multireincidencia). Si, finalmente, el número y la gravedad de las infracciones cometidas terminan por agotar el crédito de puntos, la autorización para conducir pierde su vigencia y el conductor no podrá volver a circular hasta que la sociedad no recupere la confianza en él por las vías que el propio sistema establece para ello.

Basándose en esta filosofía común, cada país de los que han puesto en marcha el sistema de carné por puntos, lo ha adaptado a sus particularidades, diferenciándose unos de otros en aspectos tales como el crédito máximo de puntos, el número y el tipo de infracciones que restan puntos, la cantidad de puntos penalizados por cada infracción y la forma en la que los conductores pueden recuperar el crédito de puntos o el permiso de conducir. Algunos de los países que han implantado un sistema de permiso de conducir por puntos han sido los siguientes: Alemania (desde 1961), Inglaterra (desde 1982), Francia (desde 1992), Luxemburgo (desde 2002) o Italia (desde 2003), además de algunos estados de Estados Unidos.

El modelo español establece que deberán transcurrir dos años sin infracciones de las que conllevan una pérdida de puntos para recuperar la asignación total de 12 puntos, incluidos aquellos conductores cuya asignación total era de ocho (conductores noveles y aquellos que acaben de recuperar su permiso). Sin embargo, si alguno de los puntos hubiera sido perdido por la comisión de alguna infracción muy grave, el plazo para obtener la asignación total será de tres años.

Resumen del artículo técnico publicado en PW Magazine nº 11.
Puedes encontrar el artículo completo en el nº 11 de la Revista PW Magazine (www.pwmagazine.com)

0 0 votos
Valoración

Dr. Francisco Toledo Castillo, D. J. Ignacio Lijarcio Cárcel y D. Javier Roca Ruiz – INTRAS (Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial)

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios