Hace ya algunos años que agentes sociales y científicos vienen denunciando los posibles peligros que entraña la llamada “revolución nanotecnológica”. La adquisición de nuevas propiedades de estos nanomateriales y su pequeño tamaño hace que sean mucho más peligrosos, entre otras cosas, porque esto facilita su asimilación por parte de otras estructuras biológicas. Sin embargo, el principio de precaución no se impone y todavía no se ha desarrollado normativa específica. El sindicato de trabajadores del acero en EE.UU ha planteado ya reivindicaciones claras para evitar que otra vez los trabajadores sean los conejillos de indias.

Con las nanotecnologías y los nanomateriales ocurre que la comunidad científica ya sabe que van a ser peligrosas para la salud de los trabajadores pero es difícil documentar cuáles serán sus efectos. La solución al problema podría ser invertir en investigación antes de que su uso industrial se generalice pero en ese terreno el desequilibrio está servido: por cada 200 euros que se dedican en el mundo a investigar sobre la aplicación de nanomateriales o nanotecnologías a la industria, sólo se dedica 1 euro a conocer sus riesgos sobre la salud y el medio ambiente.

Los datos de inversión son transparentes y así lo atestiguan. Desde la Comisión Europea se han destinado en sus Programa Marco diferentes cantidades: 2,5 millones de Euros para investigación sobre seguridad de nanomateriales en PM5, una cifra que se multiplicó por 10 en el PM6 (25 millones). Sin embargo, la magnitud de estas cifras no nos debe llamar a engaño. Según un comunicado de la Unión Europea publicado en mayo de 2004, se habían invertido en I+D en nanotecnología a nivel mundial, incluyendo sector público y privado, la escandalosa cifra de 5000 millones de euros.

Frente a esta situación, con la experiencia de la industria química a nuestras espaldas, los expertos recomiendan aplicar “el principio de precaución” y considerar los nanomateriales como peligrosos hasta que evidencias suficientes, tanto científicas como tecnológicas demuestren lo contrario. Sin embargo, la realidad es que no se aplica y aún no se ha desarrollado normativa específica.

Mientras tanto, los nanomateriales empiezan a estar por todas partes. Recientemente un estudio del Woodrow Wilson International Center for Scholars ha identificado 600 productos comerciales producidos por 319 compañías de todo el mundo. Para dimensionar la importancia del cambio que se avecina, el Centro por la Nanotecnología Responsable indicó, en un informe de 2006, que el desarrollo de las nanotecnologías es “comparable quizás a la Revolución Industrial pero comprimido en unos cuantos años”. El US National Science Foundation estima que para el 2015 la industria de la nanotecnología empleará a dos millones de trabajadores a nivel global en una gran variedad de sectores.

Sus aplicaciones se encuentran en la industria de automoción (materiales más ligeros y resistentes, catalizadores, pinturas), en la industria química (materiales compuestos, papel, adhesivos, fluidos magnéticos), en construcción (materiales, aislamiento, retardantes de fuego, recubrimientos superficiales, mortero), en cosméticos (protectores solares, pintalabios, cremas, pasta de dientes), en electrónica (pantallas, memoria, diodos láser, fibra óptica, interruptores, conductores, recubrimientos antiestáticos), en energía (células solares, baterías), ingeniería (recubrimientos protectores, rodamientos libres de lubricantes), medio ambiente (monitorización de suelo y agua, sensores, química verde, purificación de agua), industria alimentaria (aditivos y conservantes, sensores de caducidad), productos domésticos (productos anti-olor, recubrimientos cerámicos para planchas, productos de limpieza para cristales, cerámica y metales), medicina (sistema de distribución de medicamentos, contrastes, prótesis e implantes, agentes antimicrobianos, sistemas de diagnóstico, biosensores), deportes (cera para skies, raquetas de tenis, palos de golf, pelotas de tenis, recubrimientos anti-vaho para gafas), industria textil (recubrimientos superficiales, ropa anti-manchas) y ejército (materiales neutralizantes para armas químicas).

Los trabajadores del sindicato del acero en EEUU han decidido que no podemos permitirnos permanecer impasibles esperando que el tiempo y las enfermedades demuestren lo que ya se anuncia. De esta forma, en una iniciativa reciente, están recogiendo la adhesión de otras organizaciones para exigir al Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH), la agencia federal encargada de la salud laboral en EEUU, la adopción de tres importantes medidas preventivas respecto a las nanotecnologías.

La primera de ellas es el desarrollo de un protocolo básico de vigilancia médica para las industrias que utilicen nanopartículas. Este protocolo debería incluir una serie de exámenes médicos rutinarios, simples y no invasivos, que no tienen demasiado coste y que permitirían avanzar en la identificación de posibles problemas de salud entre los trabajadores.

Exigen también la creación y puesta en marcha de un grupo de investigación y revisión de la toxicidad de las nanopartículas. El objetivo es que un grupo de expertos sistematice y haga el seguimiento de toda la investigación que se pueda producir en el mundo en cuanto a los efectos tóxicos de las nanopartículas. Dada la velocidad con la que avanza su utilización en la industria, el seguimiento de sus efectos en la salud laboral ha de ser continuado y necesita recursos.

Finalmente, los trabajadores del acero exigen el desarrollo de un Programa Nacional de Salud para la Vigilancia de las Nanotecnologías. Según estos trabajadores, NIOSH ha de cambiar de enfoque: abandonar la idea de registro de exposiciones a las nanotecnologías y sustituirla por un programa de vigilancia de escala nacional que suponga el seguimiento de una amplia muestra de trabajadores que operan con nanotecnologías con el fin de detectar las anomalías que éstas producen. Aquí, en Europa, el debate está servido. ¿Seremos capaces de avanzarnos o se repetirá la historia?

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Ruth Jiménez – Revista Por Experiencia – ISTAS

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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