En los últimos años, estamos asistiendo a un impulso nuevo de la salud laboral en Latinoamérica: leyes y reglamentaciones más modernas y exigentes consensuadas con el movimientos sindical (Nicaragua, Venezuela, Ecuador); reconocimiento de delegados y comités paritarios de salud y seguridad (Uruguay, Argentina, Venezuela); Comisiones Nacionales Tripartitas de Salud y Seguridad en el Trabajo entre empresarios, sindicatos y gobiernos; desarrollo de diversas estructuras institucionales (seguridad social, inspección de trabajo, gabinetes técnicos de salud laboral).

Cambios positivos que también se están dando en el conjunto del movimiento sindical, tanto en las Centrales Sindicales nacionales y en sus distintas estructuras sectoriales y territoriales, como en niveles superiores (regional o subrregional). Tanto el Instituto Sindical de América Central y Caribe (ISACC) como el Instituto Laboral Andino (ILA) cuentan con departamentos de salud laboral, desde los que se llevan a cabo actividades de asesoramiento, formación, información e investigación para el conjunto de los sindicatos nacionales de sus respectivas áreas de influencia o subrregiones.

Las estimaciones sobre el impacto de los daños producidos por el trabajo en Latinoamérica son sobrecogedoras: más de 240.000 muertes anuales y alrededor de 30.000.000 de accidentes de trabajo. Son cifras estimativas porque los sistemas oficiales de notificación y registro, cuando existen, son muy deficientes y porque más de un 50% de la población trabajadora está en la mal llamada economía informal o irregular, términos que encubren situaciones muy diferentes pero todas ellas caracterizadas por la inexistencia de contrato laboral, seguridad, protección social, etc. Es decir la precariedad laboral más absoluta para millones de personas.

Según datos de la OIT y la OMS, el impacto económico de los accidentes y las enfermedades laborales se acerca en Latinoamérica al 10% del PIB, lo cual triplica -en términos de producto interior bruto- los costes que se producen en Europa o Estados Unidos. Una verdadera sangría humana y económica para países que sufren situaciones ya de por si muy difíciles.

La salud laboral, salvo excepciones muy concretas en los países más desarrollados de la región, no contaba entre las prioridades de las políticas públicas ni, en general, de las sindicales. La visibilidad social de la salud y la seguridad en el trabajo es escasísima, porque la dimensión de los problemas sociales y laborales que padece la región la diluye. También porque, en general y como producto de la situación socio-económica, existe una cultura de la fatalidad según la cual el riesgo laboral es aceptado como mal menor en la aventura de tratar de ganarse el sustento diario para sí y para la familia.

Actualmente se están desarrollando importantes iniciativas que muestran la visibilidad social y política que la salud laboral está adquiriendo en América Latina. Un ejemplo es el mandato de la Conferencia de Ministros de Trabajo de Iberoamérica de 2007 por el que se está elaborando –con la participación de sindicatos y patronales- una Estrategia Iberoamericana de Salud y Seguridad en el Trabajo que, de concluir con acuerdo de las partes, será aprobada en una próxima Cumbre Iberoamericana a celebrar en Lisboa en otoño de 2009.

El movimiento sindical liderado por la Confederación Sindical de las Américas (CSA) está trabajando muy seriamente para aportar su propia visión y propuestas a fin de que sean tenidas en cuenta en el documento definitivo de la Estrategia. Esto está permitiendo dinamizar todo un trabajo de reflexión sobre la situación de la salud laboral en cada uno de los países a fin de perfilar un diagnóstico de la salud laboral en Latinoamérica que permita establecer las prioridades de acción. Este trabajo está permitiendo ya que cada uno de los sindicatos nacionales cuente con un plan de propuestas articuladas y coherentes sobre salud laboral para defender y llevar a los ámbitos de la acción sindical en las empresas y en la sociedad.

La situación descrita -muy de trazo grueso, porque el continente Latinoamericano encubre realidades muy diferentes entre países y dentro de cada uno de ellos- apunta cambios interesantes que se enmarcan en los progresos políticos y sociales que la mayoría de países de la región están viviendo.

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David Cobos – Revista Por Experiencia – ISTAS

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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