La típica frase de: “es que esta juventud de hoy en día no tiene cabeza” o la de “hay que ver, es que los jóvenes no tienen interés por nada”, las hemos oído centenares de veces en multitud de contextos. Y es que, sea por la razón que sea, no podemos negar que actualmente los jóvenes no gozan de muy buena fama.

Valga como ejemplo el nuevo fenómeno del que seguramente todos hemos oído hablar y conocido como la “Generación Ni-Ni”, una generación caracterizadapor el simultáneo rechazo a estudiar y a trabajar. Sin embargo y como en la mayoría de los aspectos de la vida, no es conveniente ni generalizar, ni mucho meno esteriotipar a un determinado colectivo.

Por otro lado, en relación a este tema, pero ya más concretamente en el terreno de la salud laboral, que es el que nos ocupa, ocurre más de lo mismo. Casi todas las estadísticas de siniestralidad apuntan al colectivode los jóvenes como uno de los que más se accidenta en el lugar de trabajo, sin embargo las cifras de accidentes no tienen tanto que ver con la edad de los trabajadores y trabajadoras como con la experiencia adquirida en el puesto. Y es que las precarias condiciones de trabajo que sufren los jóvenes al incorporarse al mercado laboral hacen a estos trabajadores especialmente vulnerables frente a los riesgos que se hallan presentes en los puestos de trabajo.

En España, los trabajadores jóvenes representan el 23% de la población activa y sufren un 39% de los accidentes laborales, lo que supone la muerte de un trabajador joven en accidente laboral al día. Por otra parte, uno de cada tres fallecimientos o lesionados de gravedad en trabajadores jóvenes se produjo en accidente de tráfico. En el caso concreto de Castilla y León, los trabajadores de entre 16 y 24 años, tienen 3,7 veces más riesgo de tener un accidente laboral que los trabajadores de mayor edad, afectando en mayor medida a los hombres e inmigrantes. Acumulándose la accidentabilidad en los trabajadores no cualificados y en los de menor experiencia, (el 20% los sufrieron trabajadores con una antigüedad inferior a 3 meses) y en las pequeñas y medianas empresas.

Por otro lado y lejos de quedarnos en datos meramente estadísticos, entre las razones de dicha precariedad en los puestos de trabajos cabe destacar:

– La inmadurez física y psicológica del trabajador.

– Los tipos de contrato y su temporalidad, ya que afecta a la mitad de los jóvenes que todavía no han llegado a la treintena.

– Escasa o nula formación, desconocimiento de los riesgos y falta de experiencia.

– Ritmo de trabajo elevado, método de trabajo inadecuado y largas jornadas de trabajo.

– Equipos de trabajo en mal estado u obsoletos y por lo general gran falta de previsión.

La tónica general es que los empresarios no tienen en cuenta la vulnerabilidad de los jóvenes, no suministrándoles ni la formación, supervisión y protección necesarias para que lleven a cabo su trabajo de la mejor manera.

En este sentido la propia Ley de Prevención de Riesgos Laborales en su Artículo 27 establece que es la empresa la responsable de la protección de los trabajadores más jóvenes, por lo que se deben realizar evaluaciones de riesgos y ofrecer formación y supervisión necesaria. Sin embargo el modelo productivo español, basado en la reducción de costes laborales, afecta con mayor crudeza al empleo de los jóvenes.

Para el sindicato es inaceptable que las empresas sacrifiquenla salud y la seguridad de sus trabajadores en busca del máximo beneficio. Por esta razón desde CC.OO. proponemos:

· Desarrollo de programas de prevención adecuados a los riesgos específicos de los accidentes de trabajo. En el caso de que las empresas contraten de forma temporal, debe establecerse un protocolo de formaciónadecuado, con un idóneo proceso de acogimiento, motivando tanto la formación impartida por la empresa como el intercambio de información entre trabajadores veteranos y trabajadores jóvenes.

· Programación de una formación adecuada, que tome en cuenta los riesgos que se afrontan, y que permitan conocer los conocimientos, las habilidades y las aptitudes de los trabajadores. En este sentido, el nivel de protección en materia de seguridad y salud deber ser independiente del tipo de contrato que se tiene.

· Que la Administración Pública promueva la realización de campañas que generen entre los trabajadores jóvenes hábitos de prevención en sus puestos de trabajo, el objetivo prioritario debería tender a disminuir la temporalidad y mejorar las condiciones de los trabajos a los que acceden los más jóvenes.

· Una Inspección de Trabajo suficientemente activa y una acción sindical efectiva son esenciales para hacer efectivos los derechos de los trabajadores más jóvenes.

En definitiva, la integración plena de la juventud en el trabajo ademásde ser importante para la sociedad y las empresas, es vital para los propios jóvenes, ya que podrán adquirir el control sobre su vida, salud y bienestar. Y para ello la prevención es la mejor forma que tenemos de hacerlo, porque aunque queramos negar lo evidente, los jóvenes de hoy SÍ son el futuro del mañana.

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Secretaría de Salud Laboral de Castilla y León – Boletín BOICCOOT nº 73

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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