Los equipos de protección individual (EPIs) son un instrumento imprescindible para garantizar la seguridad laboral. Cuando ya se han aplicado todas las medidas de protección colectivas, quedan todavía riesgos sin cubrir, unos riesgos de los que únicamente se puede defender el trabajador usando el EPI adecuado. Pero en la situación actual del mercado cabe preguntarse si existe algún control verdaderamente eficaz que garantice al usuario el grado de protección exigido por la legislación europea. Lamentablemente, la respuesta es no. En la UE no hay el más leve esquema funcional de una inspección de mercado o de aduanas que garantice que los productos importados y puestos en el mercado en el continente cumplen con la normativa vigente.

Así se ha puesto de manifiesto recientemente en Francia. A petición del Sindicato Nacional de Artículos y Materiales de Protección (SYNAMAP), que ha denunciado en varias ocasiones la baja protección que ofrece el calzado de seguridad chino, la Federación Francesa del Calzado (FFC) puso en marcha un control de estos productos del que se encargó el organismo notificado CTC (Centre Technique Cuir Chaussure Marroquinerie). Ninguna de las muestras ensayadas cumplió con las condiciones mínimas de seguridad para llevar el marcado CE. Posteriores pruebas llevadas a cabo por estos organismos sobre otros productos de la misma naturaleza ofrecieron resultados similares, demostrando que no se trata de un caso aislado, sino más bien de un problema general de calidad y de conformidad de los productos importados a bajo precio.

Resulta paradójico que la Europa comunitaria, que genera cantidades ingentes de legislación y normas, no haya sido capaz hasta el momento de vertebrar algo tan necesario como una inspección coordinada de los EPIs importados. España es un caso más de esa ausencia de controles. Ni la Administración central ni las autonómicas disponen de un sistema eficiente para detectar y retirar del mercado los productos que no cumplen la normativa.

Los EPIs fabricados en la UE se han ido adaptando desde hace diecisiete años a la directiva 686/89 a través de las normas armonizadas correspondientes. Esto ha supuesto un gran esfuerzo económico y tecnológico de las empresas europeas, que han logrado alcanzar altos estándares de calidad y que sólo ponen en el mercado productos debidamente certificados.

Es muy preocupante que este esfuerzo no vaya acompañado por controles de la calidad realmente eficaces. No se trata sólo de evitar el fraude económico que supone la adquisición de productos importados de China y terceros países, los cuales, como se demuestra con las muestras evaluadas en Francia, no satisfacen las demandas de calidad y de seguridad. Mucho más grave es la falta de protección que estos EPIs ofrecen.

La Asociación de Empresas de Equipos de Protección Personal (ASEPAL), al igual que todos los miembros de la ESF de Europa, puede colaborar con la Administración para cambiar esta situación Un primer paso sería la elaboración de guías de control en aduanas y en el mercado, que permitan a las autoridades establecer una vigilancia de mínimos de la calidad de estos productos. También sería preciso mejorar la formación de los técnicos que llevan a cabo los controles. Acciones de este tipo permitirán desterrar del mercado equipos inadecuados para la seguridad de los trabajadores.

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Juan José Expositor – Gerente de ASEPAL

Fuente Revista PW Magazine 17

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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