Se estima que cada año en el mundo se producen un millón de nuevos cánceres de mama, que representan el 25% de todos los cánceres que sufren las mujeres. Se trata de la causa de muerte más frecuente en mujeres de edades comprendidas entre 40 y 55 años. Este tipo de tumores está fuertemente relacionado con el estilo de vida occidental pero hasta hace poco no se habían identificado factores de riesgo concretos vinculados a la actividad laboral.

La situación cambia cuando en abril de 2008 la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) declara el trabajo a turnos con nocturnidad como un agente cancerígeno de nivel 2A, es decir, probable cancerígeno en humanos. A partir de ese momento, colectivos de mujeres que trabajan a turnos con nocturnidad son identificados como grupos de riesgo, pero, desgraciadamente, esto no significa lo mismo en las diferentes latitudes. Frente a una situación como la de España, donde el reconocimiento de las enfermedades profesionales es una lucha agotadora, la Administración danesa reconoció en 2008 el derecho a indemnización de 38 trabajadoras con cáncer de mama que habían trabajado a turnos con nocturnidad más de 20 años y que no presentaban ningún otro factor de riesgo. En lo que va de año, de las 45 demandas interpuestas la Seguridad Social danesa ha reconocido 17 casos más.

Johnni Hansen, especialista en cáncer ocupacional del Institute of Cancer Epidemiology de Dinamarca ha explicado a porExperiencia que la manera de proceder de su gobierno con esta política de compensaciones está claramente condicionada por el reconocimiento por parte de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) del trabajo a turnos con nocturnidad como probable cancerígeno en humanos. “La legislación danesa –explica Hansen– actúa de manera automática ante un reconocimiento de la IARC de esas características. En el mismo momento en el que se produce ese reconocimiento por parte de la IARC, los trabajadores daneses tienen la posibilidad de solicitar una compensación si padecen esa patología y han estado expuestos a ese factor de riesgo”. “Lo normal –continua Hansen– es que se reconozca ese origen y se acuerde una indemnización si no hay otro factor más probable para explicar por qué ese trabajador ha caído enfermo”. Añade que “la polémica no suele llegar a los tribunales y se resuelve con la actuación diligente de la Administración que obliga a los seguros médicos de las empresas a hacerse cargo de las indemnizaciones. Una situación bien diferente de la que sucede en España, donde los médicos e investigadores expertos en cáncer se ven confrontados a tribunales que les exigen demostrar relaciones exposición-efectos exclusivas que son imposibles en medicina.

En su opinión el sistema danés es el adecuado para tratar esta problemática: “Puede que seamos el único país del mundo en el que la política de compensaciones funciona así. Hay que tener en cuenta que no son compensaciones muy altas, están en torno a los cien mil euros, un poco más elevadas si el peligro de muerte es inminente. Es evidente que en Dinamarca las autoridades exigen niveles de evidencia ligeramente menores que en otros países”.

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Berta Chulvi, Neus Moreno

Berta Chulvi, Neus Moreno – Revista Por Experiencia – ISTAS

Fuente Revista Por Experiencia

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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