Así resumía Pepe Hevia, Secretario General del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales, una de las principales aportaciones del V Foro ISTAS de Salud Laboral que se celebró en Barcelona entre el 24 y el 26 del pasado mes de octubre. Seguro que cada una de las personas que asistieron –cerca de 400– se fue a su casa con un pensamiento distinto. Sin embargo, entre todas las valoraciones que los asistentes nos han enviado, ésta resume bastante bien un sentir general: “contar con la evidencia científica es un paso de gigante pues aunque todos sabemos que los riesgos psicosociales¡ existen, la realidad es que aún se tratan de negar”.

Durante los dos días y medio que duró el Foro se debatieron 6 ponencias, se presentaron 52 experiencias de evaluación de riesgos psicosociales y de intervenciones preventivas en empresas, se dieron a conocer 8 aportaciones sobre investigación en desigualdades de salud y aspectos metodológicos, y se revisaron las prácticas de prevención en las empresas y las orientaciones de las políticas públicas. Con todo ello se elaboró un documento de conclusiones disponible en w.istas.net que os animamos a leer. Algunas de esas conclusiones junto a comentarios de los asistentes se incluyen en este artículo.

Hacer visible lo invisible: “los riesgos psicosociales existen, afectan a la salud física y mental, tienen su origen en la organización del trabajo, son identificables, medibles y controlables”. En el V Foro ISTAS se puso de manifiesto que hoy disponemos de evidencia científica suficiente y de un marco conceptual claro para relacionar la exposición laboral a riesgos psicosociales con enfermedades y trastornos de la salud física y mental. Así lo expresaba una de las asistentes, Mónica Jiménez, delegada de prevención en la empresa Unitono: “Me gustó especialmente la vinculación que Kristensen hace en sus investigaciones entre el concepto de justicia y la salud de los trabajadores. Demostró con datos que esa injusticia con la que se nos trata tiene consecuencias. En empresas como la nuestra, donde hay más de un 30% de absentismo, vemos perfectamente reflejado que el trato que recibimos tiene consecuencias en la salud”.

En la misma línea, el Foro sirvió para constatar la existencia de métodos de evaluación de riesgos basados en modelos científicos, con suficientes estudios e historia detrás para ser adoptados como estándares que permitan comparaciones y avances significativos. “Llama la atención – explicaba también Mónica Jiménez- que existiendo métodos de evaluación de riesgos contrastados y con base científica, cada servicio de prevención ajeno proponga el suyo que no tiene ningún estudio detrás que lo avale”.

Quedó bastante claro que la evaluación de riesgos debe, necesariamente, basarse en métodos participativos. Se trata sobre todo de escuchar a los trabajadores. Así se expresaba Ana Domínguez, delegada de prevención de Italco: “Cuando se aplican medidas preventivas sin escuchar a los trabajadores es muy difícil que acepten nuestras propuestas. Tener más conocimientos y avanzar sin la participación de los trabajadores es un retroceso”.

Las investigaciones realizadas por ISTAS evidenciaron que la exposición a riesgos psicosociales en España es importante y que guarda una estrecha relación con las prácticas de gestión de la mano de obra en las empresas, además de describir un claro panorama de desigualdad en función de los distintos ejes de segregación (clase social, género, edad, y país de origen) de dichas prácticas de gestión.

Pero ese negro panorama no lo pintaron sólo los datos. Algunas intervenciones mostraron el abismo que hay entre la realidad de las empresas y la prevención. Un abismo que hay que salvar necesariamente, como afirmaba Joan Martínez, Secretario de Salud Laboral de CCOO del País Valencià: “Hay mucho por hacer porque las carencias del sistema preventivo para hacer frente a los riesgos psicosociales son muchísimas. Algunas intervenciones pusieron de manifiesto la debilidad de la visión empresarial y mostraron organizaciones que están a años luz incluso en términos de sensibilización hacía los problemas”.

A pesar de ello, Joan Martínez traslada una visión positiva: “Pero también hemos comprobado en los talleres y en la presentación de experiencias que se están proponiendo vías de intervención nuevas y eficaces”. “En realidad –afirma Joan- las contradicciones entre la teoría y la práctica son un estímulo. En Barcelona pude ver que estamos en el buen camino. Y eso es importante para muchos porque cuando uno analiza su realidad inmediata siempre ve las dificultades, pero en un Foro de estas características ves como confluyen las aportaciones de mucha gente y lo que haces es apreciar la posibilidad de seguir avanzando”. José Ignacio Palenzuela, técnico del Instituto Navarro de Salud Laboral, incidía también en este punto: “Lo que a priori más me interesaba del foro era conocer las experiencias reales de intervención sobre los riesgos psicosociales en las empresas. La parte más expositiva de las mañanas relacionada con los riegos psicosociales y salud era para mí algo más conocido pero me impresionó la cantidad de datos y de estudios de todo el mundo que se presentaron”.

Jose Ignacio Palenzuela apunta críticamente: “Para mi gusto, la presentación de experiencias prácticas de prevención de algunas empresas, se quedó un poco corta. Me hubiera gustado conocer las experiencias con algo más de profundidad. Yo creo que el esfuerzo futuro debería ir por ahí: presentar experiencias de intervención en riesgos psicosociales con mayor detalle e intentado aportar tanto la visión sindical como la visión empresarial”. “Me sorprendieron – añade Palenzuela- de manera negativa (aunque que creo que todo el mundo debería agradecer su disposición a participar) las aportaciones de la parte empresarial y me resisto a creer que no existan gestores empresariales que se tomen estas cuestiones más en serio y que las aborden con más interés y con mayor rigor. El esfuerzo creo que debería ir también en esta dirección: recabar experiencias positivas en intervención psicosocial desde el punto de vista empresarial”.

Y por si alguien tenía aún alguna duda, las investigaciones presentadas en el V Foro acabaron con el tópico de que el riesgo psicosocial es un problema que sólo afecta a los trabajadores de “cuello blanco”. Lo expresaba con claridad, Llorenç Serrano, Secretario de Salud Laboral de CCOO de Catalunya: “Hemos visto que nuestros diagnósticos y propuestas sindicales están refrendados por una base científica que rompe los tópicos sobre que éste es un riesgo de directivos y pone de manifiesto la mayor exposición al riesgo de las personas con ocupaciones menos cualificadas y de las mujeres”.

Aunque el panorama de la prevención psicosocial en España pueda ser desolador, en el Foro se ha puesto de manifiesto que la actividad preventiva en está aumentando. Cada vez hay más experiencias y de mayor calidad, de las que no son ajenos ni la participación propositiva de multitud de delegados y delegadas de prevención, ni la disponibilidad de la metodología COPSOQ. La posición activa de algunos gobiernos de Comunidades Autónomas, como el catalán, y la acción profesional de algunos servicios de prevención, también contribuyen a este crecimiento del interés y la intervencion preventiva. Lo expresaba también Alfonso Ábalos, asesor de Salud Laboral de CCOO de Castilla- León: “Me ha gustado ver cómo por parte de todo el mundo se ha puesto de manifiesto que la herramienta COPSOQ es un gran instrumento para evaluar los factores psicosociales, creo que tiene un futuro muy importante”.

Una vez más, se constata que uno de nuestros déficits más importantes tiene que ver con la visión burocrática. En esa línea se pronuncia de nuevo Mónica Jiménez “de la experiencia danesa me llamó la atención que habían pocas leyes pero mucha conciencia. Justamente lo contrario de lo que ocurre en España: tenemos muchas leyes pero la prevención se hace de cara al papel”.

En el Foro se evidenció que muchas intervenciones fracasan porqué están mal planteadas desde el inicio, con evaluaciones de riesgos de baja calidad, o porque las medidas preventivas no han sido negociadas con los agentes sociales. Las intervenciones preventivas más eficaces son las que se dirigen a la mejora de las condiciones de trabajo y a la modificación de las prácticas de gestión que son la causa de las exposiciones a riesgos psicosociales. Las acciones sobre los individuos no producen cambios en las exposiciones nocivas, sus efectos positivos sobre la salud son insignificantes y no perduran en el tiempo. Las estrategias más eficaces son las que combinan la reducción del riesgo en origen con la protección de la población en peores condiciones.

Muchas experiencias mostradas en el Foro permiten afirmar que el cambio es posible. “No es tan difícil como nos lo quieren hacer ver” afirmaba Ana Domínguez tras la conferencia de Tage Kristensen. Es necesaria la acción a pie de obra, tal y como explicaba Llorenç Serrano: “El reconocimiento académico de nuestras propuestas ayudará, pero es en las empresas donde disputamos el poder sobre la organización del trabajo y donde nuestra organización y reivindicación harán cambiar las cosas”. Y también es fundamental que la salud laboral se convierta en un tema estrella de la negociación colectiva, porque estamos hablando del núcleo duro de las relaciones laborales, es decir, de la organización del trabajo.

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Berta Chulvi – Revista Por Experiencia – ISTAS

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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