Intervenciones como ésta suceden todos los días. Todo lo que se inventa se quema y los bomberos profesionales se enfrentan, cada día, a riesgos que desconocen. Así lo explica Marcelino Sierra, un bombero veterano del Ayuntamiento de Madrid. ¿Cómo abordar una mejora en la salud laboral de un colectivo cuyo trabajo consiste en jugarse la vida? Marcelino considera que se pueden hacer muchas más cosas de las que se hacen actualmente: “Es necesario un reconocimiento de las enfermedades profesionales, una mayor inversión en los equipamientos y una formación continua para que los bomberos sepan a qué riesgos se enfrentan” explica Marcelino Sierra.

En el campo de las enfermedades profesionales está casi todo por hacer. Por ejemplo, no están reconocidas como enfermedades profesionales los trastornos cardiovasculares, a pesar que informes del CDCNIOSH muestran que en EEUU el ataque cardiaco es la primera causa de defunción de los bomberos cuando están de servicio. Este es uno de los campos de batalla, el otro es el de los equipamientos y las acciones preventivas.

¿Quién controla que los bomberos dispongan del equipamiento personal y colectivo más adecuado? La situación es complicada para el colectivo de bomberos pues son funcionarios públicos que dependen de organismos no especializados en las tareas de seguridad: ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. Algo se ha avanzado en este terreno, explica Esteban Garrido, otro bombero veterano que trabaja en el Consorcio de Bomberos de la Diputación de Valencia: “Ahora es el propio Comité de Seguridad y Salud, tutelado por los delegados de prevención, los que prueban los equipamientos antes de que sean adquiridos por el Consorcio”. “El problema es que en materia de salud laboral sólo avanzamos a golpe de accidentes mortales. Para poder actuar necesitamos hacer una evaluación de riesgos del puesto de trabajo y ni tan siquiera eso se ha realizado” explica Garrido.

Marcelino Sierra plantea otra cuestión clave mientras recuerda el incendio sufrido el 13 de febrero de 2005 en el edificio Windsor de Madrid: “¿Quién realiza las inspecciones que certifican que un edificio está adecuadamente protegido contra incendios? Pues no son los bomberos, sino las gerencias de urbanismo o la policía municipal” responde. “Es evidente que los cuerpos de bomberos estarían mejor preparados para realizar esta función y se tomarían, por la cuenta que les trae, más interés. Para unos puede ser un problema burocrático, para los bomberos no” explica este representante sindical.

Las características de los fuegos cambian continuamente porque cambia la tecnología constructiva y arquitectónica, sin embargo, eso no se traduce en una formación continua de los trabajadores: “El presupuesto de formación para los trabajadores en materia de seguridad laboral, si quitamos la formación en el uso de los EPIS, en la diputación de Valencia, es igual a cero” afirma Esteban Garrido.

Todos somos conscientes del riesgo de accidente que corre un bombero en una intervención, pero hay muchos otros riesgos para su salud que pasan más desapercibidos.

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Mª José López Jacob – Revista Por Experiencia – ISTAS

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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