Los ministros de Trabajo de la UE acordaron ayer una normativa que regulará la protección de los trabajadores a las exposiciones al ruido, en la que se fija un máximo de 87 decibelios.
El acuerdo representa “un progreso en uno de los mayores problemas medioambientales” en el ámbito laboral, dijo en rueda de prensa la presidenta del Consejo y ministra sueca de Empleo, Mona Sahlin. La futura directiva tiene como objetivo garantizar una protección mínima ante los riesgos que origina una fuerte exposición al ruido y que, en muchos casos, pueden llegar a provocar la sordera.
Por ello, establece un máximo de 87 decibelios y los llamados niveles o límites de acción, fijados en entre 80 y 85 decibelios, que serían las tasas más recomendables.
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