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Tres de los diez testigos que comparecieron hoy en el juicio por el caso Ardystil, declararon que “casi todos” los empleados “sangraban por la nariz” y si se sonaban durante la jornada laboral, las mucosidades “salían del color que estaban utilizando” para pintar.

Además, coincidieron en afirmar que cuando se pintaba con la técnica del aerografiado, se formaban neblinas en los locales y se creaba “mucha contaminación”.

Los diez testigos –trabajadores de Ardystil, Aerotex, Aerografía Textil y Aeroreig– relataron ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante las condiciones laborales en las que trabajaban, y explicaron que “nunca nadie” les obligó a usar mascarillas porque “simplemente” no había en la fábrica o no eran suficientes para todos los trabajadores.

Los hechos juzgados ocurrieron entre los meses de febrero a noviembre de 1992 cuando un total de seis personas fallecieron por el uso de productos químicos combinados utilizados en la estampación textil de varias empresas de Alcoy, Cocentaina y Muro de Alcoy (Alicante), sin los conocimientos para hacerlo y en unas condiciones de trabajo insalubres, según el escrito inicial del fiscal. Por estas condiciones, también resultaron afectadas otras 67 personas de neumonía, hiperreactividad bronquial, fibrosis pulmonar y bronquitis obliterante con neumonía organizada (BONO).

A lo largo de la décimo quinta sesión de la vista oral, los diez trabajadores de la aerografía textil afirmaron ante la presidenta de la sala, Virtudes López, que “nunca” recibieron cursos de formación sobre seguridad e higiene en el trabajo, así como que sus jefes no les indicaron que los productos con los que trabajaban podían ser dañinos.

Rafael Calatayud, quien trabajó en Aerotex alrededor de un año y medio, relató hoy que una vez, “tras el caso Ardystil”, el jefe les mandó vaciar los botes de los productos tirando su contenido por “una pila”, ante el temor de sufrir una inspección. Así mismo, otra de las trabajadoras de Aerotex, Aranzazu Burgos, dijo que desde que el caso salió a la luz se trabajaba por la noche, y en una de aquellas “noches de trabajo” se les “ordenó” esconder las pistolas de aerografiar en un bidón vacío porque en una ocasión “llamaron a la puerta un hombre y una mujer, por si acaso era una inspección”.

Una de las empleadas de Aerografía Textil, María Teresa Blanquer, aseguró que cuando compraron las mascarillas ya se “sabía que había enfermos” y los empresarios les dijeron que “si llamaban al timbre” se las pusieran “por si acaso era una inspección”, algo que “intentábamos hacer aunque eran molestas, porque se oían rumores sobre la toxicidad de los productos”.

Reunión sindical

Por su parte, Jaime Carbonell –empleado de Aerotex alrededor de diez meses en el año 1990– afirmó que se reunieron en “una ocasión” con representantes de CCOO, quienes les dijeron que faltaban “extractores, mascarillas y una ración de leche diaria” por trabajar con productos tóxicos. Tras esta reunión, Carbonell aseguró que no renovaron el contrato a “nadie” de su “quinta” y que habían estado en la reunión sindical.

La trabajadora de Aerografía Textil, Raquel López, explicó que en esta empresa –en la que trabajó de febrero a agosto del año 1991–, los empleados “sangraban por la nariz frecuentemente”, algo que consideraron “normal” por la “sequedad del ambiente”.

La última trabajadora en declarar fue Eunice Díaz, empleada de Ardystil de febrero a marzo del año 1992, que señaló que las mascarillas que había en algunas ocasiones en la empresa no eran suficientes, por lo que ella misma y las dos hermanas fallecidas –Soraya y Yovana González– las traían “hechas de casa”. Eunice Díaz también afirmó que los extractores fueron instalados en Ardystil tras fallecer la primera víctima, Isabel Miró.

Todos estos trabajadores resultaron afectados en mayor o menor grado por enfermedades pulmonares que se les detectaron bajo síntomas comunes –como tos, asfixia, vómitos, sangrado por la nariz– y estuvieron sometidos a tratamiento con corticoides, según afirmaron. Jaime Carbonell tuvo que ser intervenido de un pulmón, sin haber sufrido anteriormente “ningún problema pulmonar”, mientras que Eunice Díaz, vomitaba tras horas de trabajo e Inmaculada Casasempere, “perdía peso sin motivo”. Además todos explicaron que actualmente deben pasar revisiones médicas anuales.

La vista oral se reanudará mañana con las declaraciones de la trabajadora de Ardystil, Susana Javaloyes, quien tuvo que someterse a un trasplante bipulmonar tras sufrir BONO. Así mismo, declararán los trabajadores de Aeroman, Mercedes Domínguez, Juan José García, Pablo Gisbert y Juan Alfonso Lucas. También acudirán como testigos, las empleadas de Aerotex, Rosario Gómez, Paloma Angeles Jordá y Mercedes Domínguez, quien estuvo en ambas empresas. Por Aerografía Textil: Teresa Gómez y Rosario Gómez –trabajadora también de Aerotex–. Por parte de Aerobrix declarará Amparo García y por Boncolor, Fernando José Jerez.

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Europa Press

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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