La inspección de buques de la Capitanía Marítima de Las Palmas tiene retenidos un total de tres buques extranjeros al no cumplir las mínimas condiciones de seguridad, de acuerdo con el Memorándum de París. Esta situación ha dado lugar a un incremento de la inmovilización de línea de atraque, lo que crea serios contratiempos en la asignación de los muelles a los buques que lo solicitan.
Estas naves son Dilay e Ice Tulip, ambas atracadas y abarloadas en el muelle Elder, lado sur, más el boliviano Cape Georgia, éste adosado al muelle de León y Castillo, cargado de combustible, para hacerse a la mar.
Se da la circunstancia de que el Dilay fue el antiguo Gorgoba, que protagonizó hace varios meses una odisea en el puerto de La Luz debido a que su tripulación estuvo abandonada por el armador y viviendo de la caridad pública.
El puerto de Las Palmas, al ser una estación de paso y suministro, sobre todo de buques subestándar que realizan tráficos tramp entre el continente europeo y los países de la vecina costa occidental de África, está sometido al paso de estas unidades, la mayoría de ellas de bandera de conveniencia y con tripulaciones explotadas, que acuden al recinto grancanario con el objetivo de avituallarse.
Ante ello, la Capitanía Marítima, siguiendo instrucciones de la Dirección General de la Marina Mercante, cumple con la normativa que obliga a España como miembro de la UE a realizar inspecciones sobre los buques con banderas de terceros países que tocan en puertos europeos y tiene que llevar a cabo estas inspecciones, que vienen a velar por la seguridad de las tripulaciones y también evitar la contaminación marina.
En este sentido, España está obligada a inspeccionar anualmente a un 25 % de los buques que escalen en sus puertos con banderas de conveniencia, tratando de que se cumplan las medidas de seguridad, según las directivas de la UE derivadas del Memorándum de París, que en su día fue un pacto de caballeros.
Por lo tanto, la Capitanía Marítima de Las Palmas sigue estas instrucciones y de ahí que se produzcan con frecuencia estas retenciones de barcos por las causas apuntadas. Precisamente el pasado día 7 se procedió a retener un mercante con bandera de Malta y de nombre Regina, que llevaba un cargamento de 7.200 toneladas de troncos de madera con una tripulación rusa de 20 personas, procedente de Monrovia, en Liberia, con destino a Burdeos.
Para dar una idea de las anomalías detectadas que obligaron a retener el barco por espacio de diez días, faltaba un pasillo de seguridad para que los tripulantes puedan transitar hasta la proa sin tener que sortear los troncos de madera con el gran peligro que supone de ser alcanzados. Esta intervención de la Capitanía Marítima ofreció una mayor seguridad para la tripulación al corregirse los defectos.
Los pesqueros, ‘en capilla’
Estas inspecciones, que hasta ahora se limitaban a buques mercantes, también comenzarán a aplicarse a las unidades pesqueras, de acuerdo con el Memorándum de Torremolinos, suscrito por la mayoría de los países europeos. En este sentido el puerto de La Luz, por su importante tráfico internacional de flotas pesqueras, es el primero del país en verse afectado. Hay que matizar que las normas de seguridad y contra la contaminación no son tan severas como los mercantes, pero es evidente que algunos barcos pesqueros de banderas de conveniencia que llegan a nuestras aguas pueden tener serios problemas para superar estas normas mínimas que la UE empieza a aplicar, al ser muy estrictas, por lo que comienza a haber preocupación en medios portuarios.
La Provincia - Diario de las Palmas
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