Dos trabajadores sevillanos fallecieron ayer en sendos accidentes laborales ocurridos en los términos municipales de Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas. Los dos siniestros se sucedieron con apenas dos horas de diferencia. Sobre las nueve y media de la mañana fue hallado el cuerpo de un electricista de 32 años en el interior de una arqueta del polígono industrial Los Palillos, situado en el municipio alcalareño. Casi dos horas después, a las once y veinte, un hombre de 52 años perdía la vida tras caer al vacío desde una altura aproximada de ocho metros en una casa próxima a la urbanización nazarena de La Motilla.
La Policía Nacional está investigando ambos accidentes, cuyas circunstancias aún no están muy claras por la falta de testigos. En el caso del electricista de Alcalá, Juan Carlos M. C., se sabe que fueron sus compañeros quienes lo encontraron muerto en el interior de la arqueta en la que trabajaba. El obrero pertenecía a la empresa de instalaciones eléctricas Elecnor y estaba realizando unos trabajos de conexión de la red eléctrica.
Será la autopsia la que arroje luz sobre la causa de la muerte. Aún se desconoce si recibió una descarga eléctrica, ya que, según la versión de la empresa, el hombre tenía colocados todos los elementos de seguridad necesarios. Por este motivo no se descarta que el fallecimiento atienda a una arritmia o un paro cardiaco que el trabajador sufriera en el interior de la arqueta. Éste es el segundo trabajador que fallece en accidente en lo que va de año en el sector del metal en la provincia de Sevilla.
Peor es el balance en el de la construcción, que con el accidente ocurrido en la urbanización La Motilla suma ya su quinta muerte en Sevilla en 2005. El trabajador fallecido, Francisco Valle Márquez, de 52 años, era el encargado de la obra de unas casas adosadas que está construyendo la empresa Gyesa en la calle Vía Láctea de La Motilla. Las viviendas están prácticamente terminadas y el hombre estaba supervisando el acabado de los tejados. En la zona sólo se encontraban unos pintores que trabajaban en la fachada de una de las casas de la urbanización, que descubrieron al obrero moribundo pero no llegaron a ver cómo se produjo el accidente.
Por la posición del cuerpo y el lugar donde cayó todo parece indicar que el operario trató de desplazarse desde el techo de la vivienda que ocupa el número 58 de la calle hasta la casa colindante. La Policía investiga si dio un salto y no llegó al tejado o bien lo intentó atravesando una escalera y ésta cedió. En cualquier caso, el trabajador no cumplía ninguna de las medidas de seguridad, según denunciaron ayer a este periódico fuentes sindicales. El hombre no estaba atado a una línea de vida con un arnés ni había una malla que le protegiera de una posible caída al vacío.
Los servicios de emergencias sanitarias del 061 trataron de reanimar al hombre en el lugar del accidente durante más de media hora. Como éste no reaccionaba, los médicos decidieron trasladarle en ambulancia a la Unidad de Traumatología del Hospital Virgen del Rocío. Poco después falleció, dada la gravedad de las heridas. El hombre había caído desde una altura superior a ocho metros y se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Además, el efecto de la caída se multiplicó porque el hombre tuvo la mala suerte de caer sobre la única superficie donde se habían colocado las losetas, ya que el terreno que rodea a estas viviendas de nueva construcción aún no ha sido asfaltado y la tierra podría haber amortiguado la caída. Tanto UGT como CCOO denunciarán el accidente a la Inspección de Trabajo.
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