La salud laboral y la prevención son dos campos donde la sociedad todavía no se ha implicado pese a que las condiciones en el trabajo influyen en el bienestar del ciudadano. Esta es la premisa con la que desde hace años están trabajando en el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante (UA).
A finales de 2005 un equipo del departamento inició una nueva línea de investigación para estudiar los efectos en el embarazo y la maternidad de las peluqueras. Los resultados han demostrado que este colectivo tiene un mayor riesgo de sufrir trastornos menstruales, abortos y problemas de infertilidad respecto a otras profesionales.
Según la coordinadora del estudio, Elena Ronda, actualmente un 45% de los trabajadores en España son mujeres y, mientras, una de cada doce parejas tienen problemas de infertilidad. Además, el 7% de los nacimientos son de prematuros o con bajo peso; un 3% con anomalías congénitas y otro 20% acaba en aborto. De ahí la importancia de estudiar y aplicar la prevención laboral para minimizar posibles riesgos.
En una primera parte del estudio se llevaron a cabo mediciones ambientales en diez peluquerías de Alicante. En una segunda fase, y a través de la Asociación de Peluqueros, se pasaron cuestionarios en 260 establecimientos y participaron un total de 310 peluqueras.
En estos test se incluían 25 ítems o apartados como, por ejemplo, número de hijos que tenían, tintes que se podían realizar en un determinado tiempo así como todo tipo de condiciones laborales. Además, responsables del proyecto se desplazaron hasta los propios centros y comprobaron in situ los riesgos a los que se exponían. No en vano, también detectaron doce productos tóxicos para la salud reproductiva.
Ronda puntualizó que estos resultados no “pretenden alarmar” a la población, aunque deberían servir para cambiar determinados hábitos con la aplicación de medidas de prevención. En este campo es fundamental la intervención de las mutuas y de los servicios preventivos para asesorar, por ejemplo, en la compra de algunas marcas de los productos que se utilizan, insistió.
Ninguna peluquería disponían de ventilación y los guantes no siempre se utilizaban. A juicio de Ronda, se debería realizar una selección de todos los productos, almacenarlos de una manera adecuada y leer las etiquetas y fichas de seguridad. Se trata, en definitiva, de unas medidas “muy básicas pero que van a diminuir” este riesgo, explicó la responsable, quien añadió que unos horarios adecuados también lograrían una mejoría. Por este motivo, el departamento quiere organizar charlas informativas dirigidas al colectivo de peluqueras. La distribución de folletos donde se incluyan una serie de sencillos consejos es otra de las iniciativas que se están planteando.
La investigación –que ha contado con fondos del Instituto de la Mujer y de la Generalitat– se ha llevado conjuntamente con la profesora Ana María García, de la Universidad Pompeu Fabra de Valencia, y Bente E. Moen, de la Universidad de Bergen (Noruega), con la que existe una colaboración.
Precisamente, la idea de este estudio partió de los resultados obtenidos por esta universidad sobre un grupo de peluqueras noruegas que estaban abandonando el oficio por los problemas asmáticos que sufrían. Y es que fueron las propias trabajadoras quienes requirieron la ayuda de la institución académica. La conclusión de la investigación supuso un gran impacto en el país hasta el punto de llevar a cambiar la legislación. Actualmente todas las peluquerías tienen incorporados sistemas de extracción para evitar el contacto con los productos y mezclas para los tintes.
El problema, según Ronda, es que a diferencia de lo que ocurre en países como Noruega, en España existe todavía poca cultura preventiva y, además, hasta el momento también son pocas las instituciones que se están dedicando a estudiar los problemas de salud laboral centrados en las mujeres.
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
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