El Instituto Vasco para la Seguridad y Salud Laboral, Osalan, está ya analizando nueve posibles casos de lipoatrofia semicircular en el territorio, siete en la Delegación de Educación de Donostia -de los cuales cuatro ya han sido diagnosticados-, uno en la Delegación de Pesca de la calle Easo de la capital guipuzcoana y otro más en el Instituto Ignacio Zuloaga de Eibar.
La lipoatrofia semicircular es una pérdida de grasa subcutánea, especialmente en las piernas, cuyo origen es desconocido y que se suele dar en personas que trabajan en oficinas. Aunque no se sabe a ciencia cierta qué factores causan esta enfermedad, sí parece que existen una serie de aspectos que influyen en su aparición y que deben tenerse en cuenta al investigar estos sucesos, sobre todo los microtraumatismos de repetición y la presión contra superficies de ciertas partes del cuerpo, la electricidad estática, las ondas electromagnéticas o la escasa humedad ambiental.
En el caso de la Delegación de Educación en Donostia, la investigación se centra en siete trabajadoras, a cuatro de las cuales ya se les ha confirmado el diagnóstico que se preveía. “En este momento, el servicio de prevención del Gobierno Vasco está llevando a cabo la investigación de las condiciones de trabajo en las dependencias de donde proceden los casos y las sospechas de casos”, informa el subdirector de Planificación de Osalan, Iñaki Osaba.
Ante esta situación, Osaba señala que el Ejecutivo autonómico está preparando un protocolo de actuación tomando como base el que en su día elaboró la Generalitat de Catalunya. El protocolo, en el que se explicarán las pautas a seguir en caso de que se detecten posibles casos de lipoatrofia, podría darse a conocer en los próximos meses.
De cara a prevenir esta enfermedad en los centros de trabajo, Osalan recomienda a la empresa adoptar una serie de medidas preventivas, tales como disponer de tomas de tierra “para evitar que la electricidad estática vaya por el mobiliario” o “intentar que la humedad relativa supere en todo momento el 50% mediante el uso de humidificadores o con ventilación”.
En cuanto al diseño del mobiliario, Osalan afirma que debe existir espacio suficiente para las piernas “para que éstas no estén en contacto con el borde de la mesa o de otro mueble” y recomienda vigilar que dicho espacio no se vea reducido por el uso de “algún otro elemento, como pueda ser un reposapiés”. Aconseja, asimismo, revisar las posturas que se adoptan en el puesto de trabajo “para evitar apoyos continuados de los muslos contra algún elemento del mobiliario”.
bizkaia Asimismo, el subdirector de Planificación del Instituto Vasco para la Seguridad y Salud Laboral confirma que la investigación realizada en una empresa de Zornotza, en Bizkaia, confirma que tres de sus trabajadoras padecen la enfermedad de la oficina , si bien no se ha podido determinar qué la ha provocado.
En este caso, el informe de Osalan concluye que las tres trabajadoras de la empresa de transportes Azkar de Zornotza “han sufrido un problema de salud que presuntamente estaría relacionado con las condiciones de trabajo”, ya que lo han padecido tres de las cuatro empleadas que “desarrollan su labor en las nuevas instalaciones y en un mismo periodo de tiempo”. A pesar de ello, añade, “no hay una evidencia suficiente que permita determinar las causas del problema en cuestión”.
Según explica Osaba, las mediciones de los campos electromagnéticos realizadas en esta empresa “dieron muy por debajo de los límites de referencia”, las condiciones de humedad y temperatura “estaban también dentro de los límites establecidos” y “no se encontraron trazas de electricidad estática”.
Una vez analizados todos estos factores, que podrían influir en la aparición de la lipoatrofia semicircular, se procedió a descartar otra de las posibles causas, los golpes repetitivos o la presión de determinadas partes del cuerpo contra el mobiliario.
“Se midieron los puestos de trabajo y se describieron las tareas. No se encontró ninguna circunstancia que pudiera hacer pensar en microtraumatismos de repetición”, refleja el informe, elaborado por un médico de la Unidad de Salud Laboral y una técnica del centro territorial de Bizkaia de Osalan.
Ante la falta de causas aparentes, Osaba apunta tres posibilidades: que las condiciones ambientales fueran en su día diferentes a las del momento de la medición, que las afectadas no refirieran microtraumatismos de repetición porque “a veces hacemos algo inconscientemente, de continuo, sin darnos cuenta” o que haya otros factores que influyan en la aparición de la enfermedad y que “desconocemos”.
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