Así, según el balance del pasado año, en la ciudad sólo se registró un accidente laboral con resultado de muerte, frente a los tres que se habían contabilizado en 2008, y en el caso de este único trabajador fallecido ejercía su tarea en el sector servicios (concretamente en transporte y almacenamiento). Por contra, de los tres muertos del año anterior, dos pertenecían al área de la construcción y el tercero al sector primario (agricultura).
En el caso del resto de la provincia, también el balance arroja buenos resultados, ya que de los 20 fallecidos por accidentes en 2008 se ha pasado a los 13 de ahora. En cuanto al reparto por áreas de actividad, en todos los casos ha sido el sector terciario de Cádiz el que ha sumado la mayor parte de los decesos.
Estos datos no son los únicos positivos que se pueden dar, ya que en la ciudad de Jerez no sólo se redujeron las muertes por accidentes laborales, sino que en general la siniestralidad en el lugar de trabajo también experimentó un importante descenso desde los 3.631 afectados por incidentes del año pasado a los 2.756 de 2009.
Del total de siniestros de Jerez, la mayor parte fueron de carácter leve (2.730), lo que repite la tendencia de años anteriores, mientras que sólo hubo 25 graves.
En lo que sí existen diferencias con respecto a periodos anteriores es en el hecho de que cada vez se registran menos accidentes dentro del sector de la construcción, algo que ya empezó a hacerse notar el año pasado, cuando comenzó la crisis del ladrillo, y que ha terminado de hacerse evidente a lo largo de este 2009.
Según los datos, del total de siniestros registrados en Jerez durante el año pasado casi un 55% fueron del sector servicios y apenas un 21% de la construcción (el resto se divide en pequeñas cifras en las demás áreas de actividad).
La reducción de los accidentes relacionados con el ladrillo es aún más relevante si se hace la comparativa con los que se contabilizaron en 2008, un total de 1.136 sucesos (entre leves, graves y mortales), frente a los 605 de los últimos doce meses. Eso significa que los siniestros laborales relacionados con la construcción han caído a la mitad en un año, un dato que para la Administración invita al optimismo, pero que a las centrales sindicales sólo les parece un reflejo más del desastre y el poco peso específico que tiene ahora este sector.
Así, para la Junta estos resultados ofrecen una visión positiva que se sustenta en el hecho de que no sólo se reducen las cifras absolutas, sino que también ha experimentado un descenso el índice de incidencia, que es el que pone en relación el número de accidentes en proporción al número de trabajadores ocupados.
Eso sí, el delegado de Empleo, Juan Bouza, también dejó claro que la satisfacción ante estas cifras es moderada, ya que «mientras no se consiga eliminar las muertes en el trabajo no estaremos tranquilos». Según el titular de la Delegación, a la mejora de las estadísticas han contribuido dos factores: la lucha contra la siniestralidad de los agentes sociales, «ya que sin la implicación de empresarios y trabajadores no sería posible reducirla»; y el aumento de la inversión en prevención de riesgos laborales por parte del Gobierno andaluz, con programas como Prevea (Programa Voluntario de Reducción de Accidentes), Paemsa (Plan de Actuación sobre las Empresas de Mayor Siniestralidad) o el propio Plan General de la Consejería para la Prevención de Riesgos Laborales en Andalucía.
Sin embargo, para sindicatos como UGT la única realidad es que la razón del descenso de la siniestralidad es la propia crisis. «Si no se construye, si cada vez hay menos obras en marcha y más parados del ladrillo, lo que no sería lógico es que aumentaran los siniestros», apuntó ayer Pedro Custodio, secretario provincial de esta central sindical, que añadió que «no se puede cantar victoria y hay mucho trabajo por hacer, sobre todo ahora que las empresas quieren recortar gastos a costa de la salud laboral».
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