Un constructor y un aparejador han sido condenados a indemnizar con 850.000 euros a un trabajador que sufrió una caída en 1999 por la cual ha quedado tetrapléjico y sufre demencia. Los dos imputados deberán cumplir también año y medio de prisión y han sido inhabilitados durante un año para ejercer sus profesiones. Ambos han sido hallados culpables de sendos delitos de lesiones por imprudencia grave y contra el derecho de los trabajadores.
La sentencia del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa considera que ambos eran los responsables de garantizar la presencia y el uso de las medidas de seguridad en la obra que se desarrollaba en Can Furnet.
El accidente ocurrió el 15 de diciembre de 1999 cuando la víctima, entonces de 51 años, trabajaba quitando encofrados en la tercera planta de un bloque de viviendas en construcción en forma de terraza. Por causas que se desconocen, el tablón sobre el que hacía sus labores el herido cedió, cayendo desde unos cuatro metros de altura hasta el fondo de la piscina de la planta inmediatamente inferior.
Según recoge el dictamen de la juez Martina Rodríguez, al producirse el accidente «no existía ya ninguna medida de protección colectiva y el trabajador no hacía uso de ninguna de las medidas de protección individuales».
Las defensas de los acusados trataron de cargar el peso de la responsabilidad en el trabajador, que no usó los elementos de seguridad.
Al respecto, la juez recuerda los deberes de los encargados de seguridad de una obra, llegando a paralizar la misma si no se respetan las medidas prescritas. «No escapa a la juzgadora que para ello debe llevarse un control pormenorizado y exhaustivo que casa mal con una visita semanal, situada en un día determinado de la semana, es decir, cuando todo el mundo lo sabe y todo está perfectamente preparado».
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