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El nivel de estrés de los directivos de las grandes empresas es un problema que se está convirtiendo ya en una amenaza, según apuntan algunos expertos como el consultor de Organización y Recursos Humanos, Juan San Andrés, especialista en tratamiento del estrés.

A su juicio, y según apunta en un artículo recogido hoy en el Boletín COMFIA de COOO, la personalidad y el apoyo familiar y social son algunos de los factores que determinan el nivel de estrés de estos directivos, que en el caso de España, se encuentra por encima del promedio de los países occidentales, según datos de un estudio comparativo elaborado en 1999 por el profesor del IESE, Steven Poelmans.

Entre las causas, el informe señalaba a las largas jornadas, el elevado estrés intrínseco del trabajo y el conflicto generado entre el trabajo y la familia. En su opinión, no han cambiado mucho las cosas desde entonces.

Entre las características que se detectan entre directivos estresados, y a pesar de que influyen diversos factores como la propia personalidad de cada individuo, el apoyo familiar o las habilidades que cada uno posee a la hora de afrontar el mismo estrés, se encuentra una actitud competitiva en la mayoría de las situaciones, mostrarse impaciente con facilidad o ser perfeccionista.

Asimismo, estas personas se caracterizan por procurar hacer más de una sola cosa a la vez, sentir frecuentemente hostilidad o desconfianza hacia personas y situaciones, pero además, terminan desarrollando crisis cardiovasculares, úlceras y otros problemas digestivos, además de insomnio o disfunciones sexuales.

Curiosamente esa manera de ser, la de quererlo todo hecho para ya, y pensar que los demás no trabajan suficiente, es muy valorada en las empresas, recuerda este experto.

Al margen del cansancio habitual de los empleados o directivos causado por el ritmo normal de trabajo, el estrés propiamente dicho se presenta de forma seria cuando se detectan, según San Andrés, otros síntomas, como un mayor retraimiento y períodos en silencio, un malhumor frecuente, expresiones verbales ácidas o abusivas, comer, beber o fumar en exceso, cansancio crónico, tics, movimientos nerviosos, conducción temeraria o ausente o conductas de consumo compulsivo.

Este experto, aboga por tomar nota y poner en marcha medidas de cara al nuevo periodo post-vacacional que comienza en septiembre. Si el problema fuese crónico, algo que ocurre muy frecuentemente, es importante considerar la posibilidad de recurrir a un especialista, ya que los efectos erosivos del estrés terminan afectando a todos los ámbitos de la vida y a la capacidad de disfrutar de todo aquello por lo que se trabaja.

San Andrés concluye en su artículo que el estrés no es inevitable y que actualmente es la principal amenaza para la salud de los grupos más importantes para el éxito de la empresa; sus directivos y sus profesionales.

En España, denuncia, pocas empresas toman aún medidas para conocer los niveles de estrés organizacional y ayudar a sus colaboradores a controlarlo, aunque en el futuro, será necesario corregir esta actitud.

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Terra España

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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