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“Por ahora desconocemos la prevalencia en España de las enfermedades respiratorias de origen laboral; tampoco hay datos seguros de cuáles son las más frecuentes. Todos los datos son indirectos, así que una de nuestras metas es saber con precisión la prevalencia”, ha señalado Cristina Martínez, del Servicio de Neumología Ocupacional del Instituto Nacional de Silicosis de Oviedo. Durante el congreso de la Sociedad Española de Patología Respiratoria (Separ), celebrado por La Coruña, se ha constituido el grupo de trabajo de enfermedades laborales, aunque ya lleva un año trabajando.

Martínez ha anunciado que el principal proyecto del grupo es crear un registro de enfermedades de origen profesional, que se nutrirá de las notificaciones voluntarias de los médicos. “Comenzaremos por Cataluña, Navarra, Andalucía y Asturias”.

Pese a que no existen datos fiables sobre nuestro país, los expertos estiman que la situación será semejante a la de los países del entorno, que tienen un nivel de contaminación parecido. Están de acuerdo en que el asma de origen ocupacional es la más frecuente y también en que el diagnóstico precoz es la mejor arma para combatir la enfermedad. “En cualquier asma que se declara en la edad adulta es fundamental descartar causas asociadas al trabajo. Los pasos son identificar los agentes causantes y apartar al paciente del lugar del trabajo. Estas medidas son las más adecuadas para evitar secuelas”.

Aunque ha reconocido que el diagnóstico es muy complejo y que debe confirmarse en centros especializados, ha conminado a los servicios de prevención de las industrias a realizar controles periódicos dirigidos a detectar precozmente la enfermedad y a abrir una vía de comunicación con la Separ.

Son muchos los agentes que se manejan en la industria y que son responsables de la enfermedad. Las harinas empleadas en las panaderías, los persulfatos de tintes que se usan en las peluquerías, algunas maderas tropicales, o los isocianatos que sirven de materia prima en las fábricas de pinturas, plásticos y resinas, son algunos ejemplos.

Silicosis
Martínez ha señalado a la silicosis y la asbestosis como las otras dos enfermedades laborales más frecuentes, a tenor de la experiencia compartida por los expertos. “Pese a que ha disminuido el trabajo en las minas, la sílice está presente en múltiples lugares. Obviamente, cumplir con los niveles de exposición al polvo aprobados por Industria es una medida obligatoria, que puede completarse con la evaluación periódica de los trabajadores a través de una radiografía de tórax. “No obstante, es inevitable que existan casos de silicosis porque se suele dar una susceptibilidad individual”.

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Diario Médico

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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