El Juzgado de lo Social número dos de Cádiz ha condenado a un astillero a indemnizar con 97.230 euros a la viuda y los dos hijos de un trabajador fallecido en 2009 a causa de una enfermedad derivada de la exposición a polvo de amianto en los astilleros gaditanos.
Según ha indicado el abogado de la familia se trata de la primera sentencia condenatoria contra la empresa en la Bahía de Cádiz, donde hay bastantes casos más de este tipo en los juzgados.
El fallecido trabajó en los astilleros gaditanos entre 1956 y 1969, muriendo en febrero de 2009 a causa de un mesotelioma de pleura -un cáncer que se conoce precisamente como la enfermedad del amianto, según detalla el abogado-.
La sentencia considera probado que la enfermedad estuvo directamente causada por el contacto con partículas de amianto y que la empresa no adoptó medidas de prevención.
El astillero debe, por tanto, indemnizar con 80.000 euros a la viuda y con 8.615 euros a cada uno de sus dos hijos.
Para el abogado, con esta sentencia se abre una nueva vía y una perspectiva positiva para otros casos, ya que hasta ahora las sentencias habían venido diciendo que hasta 1984 no había una normativa que fuera de obligatoria aplicación a las empresas.
Sin embargo, según el abogado, ésta resuelve que hay un contacto con el amianto y que no se adoptaron las medidas de seguridad adecuadas cuando había un conocimiento científico que ponía en evidencia el grave riesgo del trabajo con el amianto.
Subraya que, según el Juzgado de lo Social número dos de Cádiz, existía una normativa suficiente como para considerar obligatoria la aplicación de esas medidas de seguridad y la empresa no las adoptó.
Pese a que no se ha llevado a cabo un seguimiento muy efectivo sobre este asunto, el abogado ha puesto de relieve que se baraja la cifra de unos 10.500 trabajadores que pueden estar afectados en la Bahía gaditana, aunque probablemente sean más, ya que no ha habido control y en los años 60 y 70 fueron muchas las personas que tanto en astilleros como en las contratas trabajaron con amianto, de manera muy especial aquellos que lo hicieron en buques militares que se compraron a Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.
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