El número de muertos por la explosión de gas ocurrida el domingo en una mina de carbón en la provincia china de Shaanxi ha aumentado a 63, y hay escasas esperanzas de encontrar con vida a los 103 mineros que aún están desaparecidos, según han informado fuentes oficiales.
La agencia estatal Xinhua ha destacado que si se confirman los temores y ninguno de los trabajadores atrapados ha sobrevivido, se tratará de uno de los accidentes mineros más graves de la última década en China, país donde estos incidentes son muy frecuentes.
El alto índice de concentración de monóxido de carbono en la mina, mortal para el ser humano, dificulta las operaciones de rescate y disminuye las posibilidades de supervivencia de los 103 atrapados.
Un total de 293 mineros trabajaban en el interior de la mina Chenjiashan a las 7.10 de la mañana del domingo, cuando ocurrió la explosión. Sólo 127 de ellos lograron escapar al encontrarse cerca de la puerta de acceso al pozo.
Los mineros de este yacimiento de carbón fueron obligados a trabajar pese a las evidentes señales de que podría ocurrir un accidente, según ha informado hoy la prensa local.
El 22 de noviembre, una semana antes de la explosión de gas, se desató un incendio en uno de los pozos pero la producción “nunca se paró”, ha relatado un minero de esta explotación al diario oficial China Daily.
“Los equipos contra incendios trabajaron para sofocarlo durante casi una semana”, ha precisado el trabajador. Aunque algunos empleados se resistieron a bajar al pozo debido al incendio, los directivos los amenazaron con multarlos con unos 20 dólares al día (unos 15 euros) -su salario mensual es de 250 dólares (192 euros)- o despedirlos, ha asegurado el diario Beijing Morning Post.
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