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El reciente incendio de la iglesia de La Merced, en pleno centro de la capital burgalesa, ha hecho saltar la alarma entre los responsables del patrimonio religioso de la provincia.

El abundante y disperso patrimonio impide desarrollar un completo sistema de seguridad que reduzca el fuerte impacto de los expoliadores y que permita controlar a tiempo cualquier tipo de eventualidad que pueda afectar al buen estado de conservación de estas obras de arte.

El último censo efectuado por los responsables de los edificios religiosos cuenta con un total de 1.600 templos religiosos, entre los que también se integran algunas pequeñas ermitas que en estos momentos se encuentran en estado de abandono o, incluso, en estado próximo a la ruina.

«Estamos hablando de uno de los patrimonios religiosos más extensos de España. Su cantidad y su dispersión complican mucho las actuaciones en materia de seguridad. Poco a poco tratamos de mejorar pero el tema es muy complicado. Además, la despoblación que sufren nuestros pueblos no favorecen el control directo de los edificios», comentó el delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo.

Las medidas de seguridad que se encuentran instaladas en los templos burgalesas solo cubren el 20 por ciento del patrimonio, por lo que el 80 por ciento restante se encuentra «abandonado» a su suerte sin que alarmas ni detectores de humo permitan actuar con rapidez ante cualquier incidente que se produzca en su interior.

«Las que tienen alarma contra robos -comenta Álvarez Quevedo- tienen la posibilidad de que el propio fuego haga dispararse la alarma y alertar a los vecinos. Pero todo depende de la instalación».

Los retablos son, sin ninguna duda, las zonas más conflictivas en cualquier iglesia. Los sistemas de iluminación e incluso las velas que todavía existen en algunos templos suelen ser el principal motivo de incendios.

Desde la Diócesis se trata de que las instalaciones más antiguas sean renovadas por otras más modernas que, de alguna forma, limiten la posibilidad de que se produzcan cortocircuitos.

«En muchas iglesias el simple hecho de iniciar un proceso de limpieza provoca que los párrocos se decidan a cambiar toda la instalación. Incluso cuando se hacen las obras para sacar los contadores fuera del templo, se aprovecha para renovar toda la instalación eléctrica», explica el delegado diocesano de patrimonio, Juan Álvarez Quevedo.

Respecto al tema de las velas, muchas de ellas se han ido eliminando aunque todavía existen alguna iglesia que mantiene estos sistemas. Del mismo modo, la reforma de la propia liturgia ha reducido el uso de las velas, al tiempo que se han cambiado los candelabros por otros más seguros y con menos riesgo.

Los responsables del Patrimonio religioso también quieren hacer un especial hincapié en la necesidad de controlar de forma muy detallada todo tipo de instalaciones ocasionales que, en función de las épocas litúrgicas, suelen colocarse en diferentes templos.

«Tenemos un ejemplo muy claro en el incendio que durante las últimas navidades afectó a la iglesia de la localidad de Milagros. El fuego comenzó en la instalación eléctrica del Belén. Es una pena que por descuidos de este tipo se pueda dañara irreparablemente nuestro patrimonio», terminó diciendo el delegado diocesano, Juan Álvarez Quevedo.

Las únicas medidas existentes en la actualidad se reducen a la colocación de extintores «que existen en la mayoría de la iglesias», aunque para que su uso sea eficaz antes hay que detectar el incendio y, en la mayoría de los casos, esto no ocurre.

Desgraciadamente el incendio de La Merced no ha servido, hasta el momento, para tomar nota y los responsables de la gestión del Patrimonio no tienen previstas nuevas actuaciones en materia de seguridad.

Ejemplos
La falta de medidas de protección contra robos e incendios es algo habitual entre el patrimonio histórico artístico burgalés, especialmente en lo que hace referencia a las iglesias.

Entre los ejemplos de una adecuada y eficaz vigilancia se encuentra la Casa del Cordón, gestionada directamente por Caja de Burgos. En este caso la joya que supone el edificio en el que la entidad tiene su sede se ve favorecida por las medidas de seguridad que la administración exige a los bancos.

«Contamos con cámaras de seguridad en el interior y con una amplia red de detectores de humo. Todo está centralizado en una cámara acorazada donde existe control las veinticuatro horas del día. Además, hay vigilantes de ronda por todo el edificio», comenta el responsable de seguridad de la Casa del Cordón.

Otro de los ejemplos de eficacia es la Catedral. Afortunadamente, las sucesivas reformas han permitido renovar las instalaciones eléctricas e implantar un adecuado sistema de protección contra incendios. Además de vigilancia personal por todo el recinto, el templo cuenta con un servicio de alarma que controla el riesgo de sufrir las nunca agradables visitas de los amigos de las propiedades ajenas.

Medidas
Instalaciones. La renovación de las instalaciones eléctricas más viejas es fundamental para reducir el riesgo de cortocircuitos, favorecidos, en muchos casos, por los malos aislamientos de los conductores.

Velas. La sustitución de las velas por lámparas se ha ido produciendo poco a poco, pero todavía quedan algunos templos con un peligroso olor a cera.

Detectores. Un simple detector de humos ubicado en la parte más alta de la iglesia -lugar hacia el que rápidamente asciende el humo- permitiría conocer la existencia de llamas en un tiempo que permite una reacción con garantías de éxito.

Barnices. Las nuevas tecnologías y la investigación han permitido crear unos barnices especiales que protegen la madera de las llamas. Estas sustancias se han probado con éxito aunque no son recomendables para los retablos ya que se modifica su valor artístico.

Alarmas. La instalación de alarmas contra robos suele saltar cuando las llamas afectan a los fuegos. No es una medida precisa pero en ocasiones funciona.

Colaboración. La colaboración vecinal es fundamental para evitar robos e incluso para detectar algunas situaciones de riesgo.

Inventario. Lograr tener el mayor número de piezas inventariadas y con su correspondiente fotografía incrementa la posibilidad de recuperar las obras de arte que se roban en las iglesias. También es necesaria una rápida denuncia.

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Diario de Burgos

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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