En un comunicado, la coordinadora del gabinete de salud laboral de CCOO de Tenerife, Angeles Brito, y la secretaria de la mujer Elena Acosta, indican que es necesario que los empresarios impulsen una declaración de principios clara en contra del acoso sexual.
Brito y Acosta señalan que la precariedad es un factor de riesgo para sufrir acoso sexual.
Un estudio de ámbito nacional sobre el acoso sexual, realizado por la Secretaría de la Mujer de CCOO en el año 2.000 señala que el 18,3% de las mujeres entrevistadas se han visto inmersas en algún episodio de acoso sexual.
En el mismo estudio se señala que casi un 30% de estos incidentes han tenido como protagonista a una trabajadora sin contrato, lo que indica que la precariedad laboral es un factor de riesgo.
CCOO destaca que otro dato significativo es que el 40% de las víctimas están separadas o divorciadas, como si el tener pareja estable generara un “cierto respeto” por parte de los acosadores.
El sindicato indica que la conducta sexual en un sentido amplio incluye también las conductas verbales además de las físicas molestas.
Agrega que el contacto físico no deseado puede ser variado e ir desde tocamientos innecesarios o roces con el cuerpo de otro empleado hasta el intento de violación y la coacción para las relaciones sexuales.
Recuerda además que la conducta verbal de naturaleza sexual puede incluir insinuaciones sexuales molestas, proposiciones o presión para la actividad sexual o insistencia para una actividad social fuera del lugar de trabajo después que se haya puesto en claro que dicha insistencia es molesta.
Angeles Brito y Elena Acosta señalan que mientras que la actitud violenta tiene cobertura legal, las insinuacion y las manifestaciones verbales también agreden al trabajador “más desde una perspectiva psíquica que física”.
Las representantes sindicales distinguen entre las conductas de acoso de las conductas de cortejo, subraya que la atención sexual es acoso sexual cuando se convierte en desagradable y ejercen un impacto muy negativo sobre el bienestar psicológico de la víctima y sobre su relación con el mundo laboral.
Angeles Brito y Elena Acosta destacan que, en cuanto a su prevención, además de la necesidad de que el sistema legal contemple un conjunto de recursos legales eficaces para actuar contra el acoso, es especialmente necesario que las víctimas tengan garantizado el cese de las conductas ofensivas y que estén protegidos.
Agrega que la manera más efectiva de hacer frente al acoso sexual es elaborar y aplicar una política a nivel empresarial que incluya una declaración de principios clara en contra del acoso, que asegure un entorno de trabajo respetuoso.
Además consideran que en esta política se deben formar a los mandos y gestores con el fin de identificar los factores que contribuyan a la aparición del acoso con el fin de erradicarlos, proponiendo normas disciplinarias con sus sanciones.
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