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20.000 años de vida perdidos en accidentes de trabajo mortales en una década. Esa es la estimación de un estudio de Osalan (Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales) sobre la siniestralidad laboral en Euskadi, que aborda, desde una perspectiva estadística, los pormenores de una lacra que se va reduciendo a medida que pasan los años y que desmonta algunas presunciones sobre sus causas, que se deben a factores como el sector, la edad, el sexo y el tipo de contrato.

Por ejemplo, el estudio desvela que trabajar en el sector primario es lo más peligroso. Las personas ocupadas en ese ámbito tienen en Euskadi un riesgo de sufrir un accidente mortal o grave 2,5 veces mayor que los de la construcción, y seis veces más que los del sector servicios o la industria. El documento especifica que los jóvenes menores de 25 años y los varones mayores de 45 componen los colectivos de más riesgo de Euskadi, que es doce veces superior al global en el sector primario. Las actividades forestales y de silvicultura son las principales responsables de este elevado nivel de riesgo.

En general, apunta el trabajo, son los varones, jóvenes y/o mayores de 45 años los que corren mayor riesgo de siniestralidad en todos los sectores. Por el contrario, son las mujeres del sector servicios y de la industria las que sufren, en proporción, menos percances. Un varón tiene cinco veces más posibilidades de sufrir un accidente grave o mortal en el trabajo, indica el estudio, lo cual en gran parte puede ser atribuido a que en las profesiones de más riesgo -silvicultura, construcción, industria…- predomina el empleo masculino.

El análisis de Osalan examina los resultados de 2009, y también la tendencia de la siniestralidad laboral a lo largo de los diez últimos años, en los que la incidencia ha ido en descenso. El pasado año se produjeron 35.200 accidentes laborales en Euskadi con baja laboral durante la jornada de trabajo, de los que 35 fueron mortales, 233 graves y 34.932 leves, según las estadísticas oficiales. De camino al trabajo o de regreso a casa, además, se produjeron seis fallecimientos y 44 siniestros graves y casi 4.000 leves.

Estas cifras suponen importantes descensos sobre las de 2008 -48 fallecidos y 275 heridos graves en jornada laboral- tanto en términos absolutos, favorecidos por haber menos población ocupada, como en la tasa de incidencia, que mide con más exactitud la tendencia. Este indicador ha bajado de 55,7 casos por mil trabajadores a 46,3.

Aunque el riesgo de tener un accidente grave o mortal es superior en el sector primario, es la construcción donde más alta es la incidencia de los siniestros con baja durante la jornada laboral, con un índice de 101,9; seguido por la industria, con el 74,8; el sector primario, con el 65,6; y los servicios, donde baja hasta 29,6.

La siniestralidad está también relacionada con el tipo de contrato, y es más alta en los temporales; pero solo hasta cierto punto, porque el riesgo lo determina mucho más el sector. Así, el riesgo medio en todos los sectores de que un trabajador temporal tenga un accidente es de 72,2 por mil.

Los más expuestos a sufrir un percance, según el estudio de Osalan, son los peones de industrias manufactureras, los soldadores, chapistas y montadores de estructuras, y los trabajadores de las estructuras de la construcción, que juntos suman una cuarta parte de todos los accidentes.
A la hora de la prevención, es muy importante saber en qué circunstancias se produjeron los accidentes. Pues bien, según Osalan, el 38% fueron originados por «sobreesfuerzo físico sobre el sistema músculo-esquelético», mientras que los aplastamientos -que incluyen las caídas- ocupan la segunda posición, con el 11% del total.

Las lesiones más frecuentes, como indica la estadística, son las de carácter leve, y entre ellas, con un 40% del total, las dislocaciones, esguinces y torceduras, mientras que las «superficiales» representan el 14% de los siniestros.

Otra conclusión significativa del trabajo, que ya aparecía en otros anteriores, es que son los lunes los días de mayor siniestralidad, que luego se va reduciendo a medida que avanza la semana. Aunque hay diversas circunstancias que pueden influir en este hecho, también contribuye la picaresca. Una circunstancia sobradamente conocida es que muchos accidentes leves del fin de semana son comunicados como ocurridos durante la jornada laboral a lo largo del lunes o del martes. ¿Por qué? Porque la cobertura es del 100% del salario, mientras que en otras circunstancias es inferior.

Las partes del cuerpo más afectadas son, por este orden, la columna, los dedos y las piernas, que juntas suman el 40% de todos los siniestros.

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El Correo

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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