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Los expertos en salvamento y socorrismo siempre andan de cabeza cuando llega el verano porque saben que aparecen en muchas piscinas de urbanizaciones los pseudoprofesionales que echan por tierra los meses de preparación física y de conocimientos que son necesarios para rescatar a alguien y para realizarle los primeros auxilios.

En muchos casos, estos profesionales son contratados menos horas de las que permanece abierta la piscina para reducir gastos, ya que no suelen ser considerados esenciales hasta que pasa algo. Otras de las críticas que vierten los responsables de formación son las prisas que le entran a algunos jóvenes por querer ser socorristas, semanas antes de empezar a trabajar, cuando el curso mínimo es de unas 100 horas aproximadamente. Muchos creen que con contratar a un deportista vale para salvar vidas. Otros no lo consideran necesario y buscan argucias para esquivar la ley y evitar pagar a un titulado.

Durante los últimos años, la proliferación de piscinas ha crecido vertiginosamente en Alicante, acompañada de un incremento de urbanizaciones, donde el vivir alejado de la ciudad con todos los lujos posibles se convierte en el gancho perfecto. El problema aparece cuando éstas no reúnen las mínimas medidas de seguridad e higiene: el agua no se renueva con frecuencia, no cuentan con socorrista o el que tienen no es titulado o falla el botiquín.

La Federación Española de Salvamento y Socorrismo en Alicante indica que es prácticamente imposible concretar el número de socorristas que están trabajando. Sin embargo, su secretaria, Laura Polo, calcula que un 15% de las piscinas que deben contar con este profesional (las que miden más de 200 metros cuadrados) no ofrece este servicio, incumpliendo la normativa. Más de la mitad de estos profesionales no se ha reciclado a los dos años de obtener la titulación, como es obligatorio. Muchas piscinas cuentan con un deportista como socorrista para acallar las críticas de vecinos y ahorrarse algo de dinero.

Calcular el número de piscinas que hay en Alicante se puede convertir en una odisea, ya que, a pesar de que necesitan licencia municipal, no aparecen controladas en el famoso registro que anunció el año pasado a bombo y platillo el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, y que parece inexistente. Fuentes de la institución calculan que en toda la provincia alicantina hay más de 800 piscinas, aunque esta cifra va en crecimiento constante, a medida que se van creando nuevas urbanizaciones.

Según esos cálculos, más de 100 piscinas no tienen socorrista profesional y cerca del 10% ni siquiera tienen a nadie vigilando los peligros del agua.

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La Verdad

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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