Los EPI, como cualquier producto, tiene un límite en su capacidad de dar respuesta al fin por el que ha sido desarrollado. No caduca como una cuajada, naturalmente, pero sí tiene una “vida útil” tras la cual se debe reponer uno nuevo. Un EPI es un instrumento fabricado por el hombre para proteger al trabajador frente a unos riesgos determinados, con unas características y una funcionalidad propia. Cuan do estas características han mermado y su funcionalidad se ha visto deteriorada se puede decir que su vida útil ha finalizado y se deberá reponer por una unidad nueva. La palabra “caducar” no me parece la más apropiada para un equipo de trabajo o un epi. Pero, en esencia, todo caduca en este mundo. Nosotros también caducamos. Un saludo.