Cualquier combustible pulverizado (ya sea trigo, cebada, azúcar, carbón, lo que sea), tiene una gran superficie para reaccionar con el oxígeno, por tanto, reacciona de forma muy rápida.
Al producirse un chispazo, u otra causa de ignición, la reacción se realiza muy rápidamente y en cadena, es decir, las partículas junto al chispazo, al tener tanta facilidad para reaccionar con el oxígeno, se inflaman, liberando energía. Esta energía, la transmiten a las partículas vecinas, que también reaccionan rápidamente.
Esto, cuando el polvo está asentado, o cuando no hay polvo, sino un sólido, ocurre lentamente, y por eso, el trigo, como tal, sin pulverizar, no explota, sino que se quema lentamente. Esto es porque la superficie en contacto con el oxígeno es menor. Se van quemando las capas superficiales, y las siguientes se queman cuando reaccionan con el oxígeno.
En estado de polvo, reacciona todo muy rápidamente, y de ahí, la deflagración o la explosión.