CONSTRUCCIÓN

Está muy bien lo que te han contestado, pero puede llevar mortero en el interior, aunque visualmente las llagas o juntas exteriores parece que no tienen nada y están los ladrillos, o mampuestos, uno sobre otro.

Tradicionalmente, colocar “a hueso” los elementos integrantes de una “fábrica” (generalmente un muro), era hacerlo mediante apoyo y contacto directo entre ellos, sin utilización de mortero ni argamasa alguna que los uniera.

Este sistema, usado en mamposteria, presenta serios problemas con el ladrillo de arcilla cocida, pues las diferenciales dimensiones entre las piezas impiden el correcto asentamiento entre ellas y el resultado sería una manifiesta ineficacia resistente, amén un deplorable aspecto general de la fábrica.

La Arquitectura moderna, que ha venido utilizando ampliamente el “ladrillo visto” recibido con mortero de cemento, llegó hace unos años, de la mano de diversos Arquitectos (Moneo, Galea, etc) a la proliferación de muros “vistos” de ladrillo colocado “a hueso”, especialmente en edificaciones de carácter institucional, cultural, etc.

Lo anterior, posibilitado por la aparición de un ladrillo “prensado” de tipo especial, con “bastante” homogeneidad dimensional, innovación que fabricantes como “MALPESA” consiguen introducir en el mercado pese a su elevado coste.

Pero el sistema tiene “gato”: No es, técnicamente considerado, concebible la ejecución de muros de ladrillo colocado “a hueso” en sentido estricto: Resultaría imposible demostrar apriorísticamente (como exige la Normativa) la capacidad portante de un muro ejecutado con piezas sin mortero, cuando éste (el mortero) es el que garantiza no solamente la unión entre las piezas sino, lo que es verdaderamente importante, el correcto asentamiento de unas sobre otras y la consiguiente idoneidad para la transmisión de cargas.

Es por lo que, al efecto, se fabrican ladrillos con un “rehundido” en la zona central de sus caras, de manera que puestos, uno sobre otro, dos ladrillos, sus bordes se aparentan juntos, pegados, unidos, pero dentro queda (oculto) un hueco, el espacio formado por los dos “rehundidos” de los dos ladrillos, espacio éste que se rellena con mortero de cemento al asentar cada pieza sobre la anterior.

Tenemos, pues, una “fábrica a hueso” que no lo es, pero que presenta todo el aspecto de serlo: Los ladrillos se muestran pegados unos a los otros, sin juntas de mortero, con una atractiva “limpieza” en su acabado.

La verdad, por fin, es que los ladrillos no llegan a conectar entre ellos, sino que la conexión lo es mediante el mortero de la zona central “rehundida”, dejando juntas vacías en los bordes, del grueso medio de un palillo mondadientes, juntas éstas que son las reguladoras de las deficiencias dimensionales de los ladrillos que, por muy iguales que parezcan, siempre varían. Así, pues, cuando el espesor del ladrillo sea 1 mm más delgado, la junta será 1 mm más ancha, conservándose así la linealidad de la hilada.

Después de tanto rollo, una conclusión: LA COLOCACION “A HUESO”, EN SENTIDO ESTRICTO, SIN MORTERO, DEL LADRILLO, NO EXISTE. Lo que hoy se denomina “a hueso” es la colocación del ladrillo con el mortero oculto, sin juntas aparentes en los bordes, pero existentes. Saludos – Eulogio Sánchez.

Yo lo que se es que es la apilación de los ladrillos si usar para nada mortero o cemento