Los cursos online pueden ser una maravilla o una chufa como una catedral. Yo he hecho muchos MOOC, por ejemplo, y recuerdo con mucho cariño uno de la Universidad de Sidney sobre gestión de proyectos que era genial, con videos y ejercicios interactivos, una pasada. También recuerdo los que he tenido de dejar, algunos con el profe con las manos en los bolsillos y soltando monótonamente la parrafada de una simple (y digo simple) presentación en PWP… un desastre. Cursos online, gratuitos y pagando, también he visto desde los que te enchufan un pdf desactualizado (me suelta un profesor un día: “oiga, que yo tengo un amigo que trabaja en un laboratorio y lo hacen así” 😕 😆 😆 angelito) hasta los que tienen un buen fondo, un buen foro, activo y activado por los docentes (importante esto segundo), ejercicios, muchos enlaces a páginas externas para ver, comentar y tests de los buenos (no de esos que te preguntan lo mismo que figura en el texto como si tuvieras cuatro añitos) prácticas interactivas… aunque la opción presencial siempre es algo mejor, por muy negado que sea el profe (siempre lo puedes motivar un poco preguntando y dando un poco la vara 🙄 ) es algo más caro y conlleva desplazamientos, lo cual no siempre es factible, hay una opción que a mi me gusta que es la semipresencial, con clases opcionales generalmente, pero que si se asiste a alguna, el resultado mejora infinitamente.
PD: Sí, soy muy consciente de que ser mi profe es una tortura china 😆 😆 😆 😆 😆 😆 😆 😆
Si os acordáis de darme las gracias puede que os dé suerte y os toque la lotería, aunque puede que no. Pero, ¿qué demonios? Vale la pena probarlo.