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    Muñoz2
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    septiembre 2006


    4. Refutación de la fórmula “riesgo = probabilidad de accidente x severidad de sus consecuencias” porque la noción “probabilidad de accidente” no existe en un sistema laboral

    La probabilidad de accidente es un concepto tratado con excesiva ligereza. Nos enfrentamos con un problema teórico, porque antes de intentar valorar la probabilidad de accidente debemos demostrar que existe. La habitual justificación es la siguiente: la experiencia nos dice que el accidente es un suceso aleatorio porque en su ocurrencia influye el azar. Como en toda probabilidad interviene el azar, queda justificado que la probabilidad de accidente existe. Demostraré por reducción al absurdo que en un sistema laboral (puesto de trabajo) tal probabilidad no existe. La hipótesis que pondré a prueba es que la probabilidad de accidente existe y tiene un valor comprendido entre cero y la unidad.

    Sabemos que en toda probabilidad debe existir un conjunto de casos favorables (sucesos verdaderos) y otro conjunto de casos posibles (sucesos verdaderos y falsos). Por ejemplo, si lanzamos una moneda al aire puede suceder que salga cara o cruz. Existe un caso favorable (un suceso verdadero, cara) y dos casos posibles (un suceso verdadero y otro falso, cara y cruz). Por tanto, la probabilidad de cara en una moneda es ½. Trasladando estas ideas al análisis de la probabilidad de accidente significa que existe un caso favorable (accidente verdadero, es decir, el accidente es un suceso que puede suceder) y dos casos posibles (accidente verdadero y accidente falso, es decir, dos sucesos, uno que puede suceder y otro que puede no suceder). Por tanto, para calcular la probabilidad de accidente debemos hallar el cociente entre el supuesto favorable accidente verdadero y los dos supuestos posibles, verdadero y falso. Este cociente vale exactamente ½, una constante. Hemos llegado a una contradicción, porque la hipótesis es que la probabilidad de accidente es una variable que puede tener cualquier valor comprendido entre cero y la unidad, luego la hipótesis ha sido rechazada.

    Un lector sagaz podría creer que esta anomalía se debe a que en este análisis no hemos tenido en cuenta la presencia de peligro, que evita que la probabilidad de accidente sea una constante. Realicemos un segundo análisis corregido. Supongamos que cargamos una moneda con un peso para desequilibrarla, de tal modo que sea más fácil que en su lanzamiento resulte “cara” que “cruz”. Sabemos que la frecuencia con que ocurre un suceso aleatorio es equivalente a una probabilidad empírica, luego podemos afirmar que la probabilidad en el lanzamiento de una moneda cargada deja de ser siempre igual a ½. Por ejemplo, podemos hacer que la probabilidad de “cara” sea mayor que ½, debido al peso que desequilibra la moneda.

    Trasladando estas ideas a la probabilidad de accidente, imaginemos que cargamos de peligro una condición de trabajo para desequilibrarla, de tal modo que sea más frecuente el “accidente verdadero” que el “accidente falso”. Sabemos que la frecuencia con que ocurre el suceso aleatorio accidente es equivalente a una probabilidad empírica, luego podemos afirmar que la probabilidad de accidente deja de ser siempre igual a ½. Por ejemplo, podemos hacer que la probabilidad de accidente sea mayor que ½ a causa del peligro que desequilibra la condición de trabajo. Muchos dicen que este resultado teórico se ajusta a la realidad, porque la experiencia nos dice que cuanto más grande es el peligro mayor es la probabilidad de accidente. Esto explica la anterior paradoja, porque no tuvimos en cuenta la presencia de peligro, factor causante del desequilibrio de la probabilidad (para que sea mayor que ½).

    Imaginemos ahora que descargamos poco a poco la carga que desequilibra la moneda. Comprobamos experimentalmente que la probabilidad de “cara” disminuye gradualmente hasta que alcanza su valor de equilibrio igual a ½, justo cuando se elimina completamente la carga que desequilibra la moneda. Imaginemos también que descargamos poco a poco el peligro que desequilibra un puesto de trabajo. Análogamente, la probabilidad de accidente debe disminuir gradualmente, hasta que también alcanza su valor de equilibrio igual a ½, justo cuando eliminamos completamente el peligro que desequilibra el puesto de trabajo. Pero este resultado teórico es falso, porque la experiencia nos dice que la probabilidad de accidente es exactamente igual a cero: cuando el peligro está ausente el accidente es imposible. Pero la probabilidad de accidente en ausencia de peligro no puede ser ½ y 0 al mismo tiempo, luego hemos llegado a una contradicción. La hipótesis ha sido nuevamente rechazada.

    Para utilizar el concepto científico de probabilidad de accidente debemos pensar en un número que evalúa la esperanza de ocurrencia del suceso aleatorio “accidente”. El caso favorable es el accidente (“accidente verdadero”) y los casos posibles son, además del accidente, todos los posibles sucesos que, pudiendo ser accidentes, no han llegan a convertirse en ellos: son los incidentes (que generalmente se denominan “accidentes falsos”). Para estimar la probabilidad de accidente necesitamos conocer el número de casos favorables (accidentes verdaderos) y el número de casos posibles (accidentes verdaderos y falsos, es decir, accidentes e incidentes).

    La experiencia nos dice que, en general, es imposible determinar cuántos incidentes podrían ocurrir en el caso concreto. Por ejemplo, es posible anticipar con certeza que el suceso de caída de una persona desde un andamio sin ninguna clase de medida de seguridad siempre será un accidente, pero es imposible anticipar con certeza que el suceso de desmoronamiento de un apilamiento inestable de mercancías siempre será un accidente, porque depende de la casualidad que en ese preciso momento pase una persona junto al apilamiento y sufra sobre su cuerpo el impacto de un bulto que cae al suelo. Consecuentemente, en el caso general es imposible valorar la probabilidad de accidente, porque las circunstancias en que pueden ocurrir incidentes son innumerables y muchas veces desconocidas e incognoscibles1. Este resultado experimental no rechaza la hipótesis, pero como no tenemos certeza de si en determinada situación ocurrirá, o bien un accidente, o bien un incidente, esta dificultad práctica imposibilita valorar la probabilidad de accidente excepto en los casos triviales (como en el anterior ejemplo del andamio sin barandilla).

    Lo único válido que puede afirmar la teoría es lo siguiente: la probabilidad de accidente en una situación concreta existe en dos y sólo dos casos: ineficacia total de medidas de seguridad (no existen medidas de seguridad, o existen, pero son totalmente ineficaces) y eficacia total de medidas de seguridad (el accidente es totalmente imposible). En el primer caso, tenemos certeza de que el accidente “sucederá” más tarde o más temprano, porque el concepto “probabilidad” es adimensional (es un número sin dimensiones), luego no depende del tiempo transcurrido. En el segundo caso (eficacia total de medidas de seguridad), tenemos certeza de que el accidente “nunca sucederá”. En cada uno de estos dos casos la probabilidad de accidente existe, teniendo por valor la unidad y cero, respectivamente. Pero estos resultados son triviales, luego no nos dicen nada nuevo que no sepamos ya de antemano.

    CONTINÚA EN MENSAJE SIGUIENTE

    #169396 Agradecimientos: 0
    Muñoz2
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    septiembre 2006


    ¿Cómo valoramos la probabilidad de accidente en los casos no triviales? Hemos visto que el problema aparece cuando la eficacia de las medidas de seguridad está comprendida entre los dos valores extremos: nula y máxima. Dicho en otras palabras, en el caso general, la eficacia de las medidas de seguridad tiene un valor comprendido entre 0 y 1 (tanto por uno de eficacia). Sabemos que el concepto de probabilidad tiene sentido únicamente cuando tenemos certeza de que los sucesos aleatorios que contemplamos son verdaderos (el suceso puede ocurrir con certeza) o falsos (el suceso no puede ocurrir con certeza). Por ejemplo, la probabilidad de “cara” en una moneda lanzada al aire existe sólo cuando los posibles sucesos son dos y sólo dos: cara y cruz. No se admiten los sucesos mucho, poco, bastante,…“suceso cara”; o mucho, poco, bastante,… “suceso cruz”. Análogamente, en un sistema laboral, la probabilidad de “accidente” existe sólo cuando los posibles sucesos son dos y sólo dos: accidentes verdaderos (el accidente puede ocurrir con certeza) o accidentes falsos (el accidente no puede ocurrir con certeza, es el incidente). No se admiten los sucesos mucho, poco, bastante,…“suceso accidente”; o mucho, poco, bastante,…“suceso incidente”.

    Pero la experiencia nos dice que cuando la ineficacia de las medidas de seguridad está comprendida entre un valor máximo (ausencia de medidas de seguridad) y nulo (máxima eficacia), siempre hay incertidumbre respecto de la eventualidad de accidente. Dicho de otro modo, no tenemos certeza de cuánta ineficacia de medidas de seguridad se necesita para que la situación sea absolutamente apta para originar un accidente. La situación real es siempre variopinta: “casi accidente”, “accidente muy fácil”, “accidente bastante fácil”, “accidente dudoso”, “accidente difícil, pero posible” etc. La teoría de la probabilidad nos dice que cuando existe incertidumbre en el valor de la variable lógica (no tenemos certeza de los únicos valores admitidos, verdadero o falso) la probabilidad no existe. Esta ausencia de certeza no imposibilita calcular la probabilidad de accidente por falta de datos, sino que declara que en un sistema laboral la probabilidad de accidente no existe, luego la hipótesis ha sido rechazada.

    Desde otro punto de vista, sabemos por matemáticas que el concepto “probabilidad” es equivalente al concepto “frecuencia relativa”. Por ejemplo, la probabilidad del suceso “cara seis” en el lanzamiento de un dado es equivalente a la frecuencia con que aparece este suceso en determinado número de lanzamientos; la probabilidad del suceso “accidente” en un puesto de trabajo es equivalente a la frecuencia con que aparece este suceso en determinado número de puestos de trabajo. Supongamos que un trabajador está sobre un andamio sin barandilla y pregunto al responsable de seguridad qué probabilidad hay de que ocurra un accidente. Responde que en el 5% de los casos el trabajador sufre un accidente. ¿En qué me ayuda este juicio de frecuencia? Puede servir al responsable de seguridad si tiene muchos casos como ese, porque le indica el porcentaje de trabajadores que sufrirán accidentes. Pero a mí sólo me interesa este trabajador en particular y quiero saber qué probabilidad hay de que sufra un accidente.

    CONTINUA EN PARTE 3

    #169397 Agradecimientos: 0
    Muñoz2
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    septiembre 2006


    No parece tener sentido que la probabilidad de un solo hecho se exprese en términos de frecuencias. Supongamos que el trabajador en cuestión se cae del andamio. ¿Comprueba eso la predicción de la probabilidad del 5%? Evidentemente no, porque una probabilidad es compatible tanto con la realización del suceso aleatorio como con su no realización. Si contemplamos un gran número de sucesos aleatorios, entonces el porcentaje del 5% de accidentes tiene sentido y puede comprobarse por observación. Pero un enunciado de probabilidad sobre un solo hecho aleatorio no tiene sentido2 porque el conjunto de sucesos aleatorios posibles tiene un solo elemento (es como pretender calcular la probabilidad de extraer determinado objeto de una bolsa donde hay sólo un objeto donde elegir). Creemos que tiene sentido decir que hay un 5% de probabilidad de que un trabajador sufra un accidente en un andamio sin barandilla, pero lo que en realidad afirmamos es una cosa distinta: implícitamente nos referimos a una clase de trabajadores que se encuentran en esas mismas condiciones.

    Es cierto que, vulgarmente, se utiliza la palabra “probabilidad” para indicar nuestra creencia de la ocurrencia de un suceso. Por ejemplo, cuando decimos “probablemente lloverá” a la vista de los indicios de negros nubarrones. De igual modo, se dice “probablemente ocurrirá un accidente”, a la vista de los indicios de peligro. Pero en este contexto no utilizamos la palabra “probabilidad” en sentido científico o matemático sino intuitivo, para indicar nuestra personal creencia (subjetiva) en el grado de verdad de un hecho o suceso. Lo que, en realidad, queremos decir es: “estoy casi seguro de que lloverá pronto” o “estoy casi seguro de que aquí ocurrirá un accidente”. Se trata de un hábito lingüístico inofensivo en la vida cotidiana, pero pernicioso en la ciencia. No tiene sentido asignar una probabilidad a un suceso aislado. No podemos decir en el lanzamiento de una moneda al aire que el evento aislado “cara” ocurre en cierto grado, es decir, es más o menos probable, porque su probabilidad es la constante ½. Del mismo modo, no podemos decir que el evento aislado “accidente” ocurre en cierto grado, es decir, es más o menos probable, porque su probabilidad es la constante ½.

    La probabilidad de accidente deja de ser una constante cuando no lo contemplamos en un sistema laboral, sino como evento perteneciente a un conjunto de sistemas laborales homogéneos (para que puedan ser comparables). El concepto científico de probabilidad es el siguiente: esperanza de que ocurra determinado suceso miembro de un conjunto de sucesos homogéneos aleatorios. En otras palabras, sólo es razonable determinar la probabilidad de accidente en un puesto de trabajo entre varios semejantes, de la misma manera que sólo es razonable determinar la probabilidad de sacar una bola negra en una bolsa donde sólo hay bolas de colores. Es trivial calcular la probabilidad de sacar una bola negra en una bolsa donde sólo hay una bola negra, porque la probabilidad es la certeza. Del mismo modo, es trivial calcular la probabilidad de accidente en un puesto de trabajo con peligro, porque el resultado es la certeza: el accidente ocurrirá más pronto o más tarde, pero ocurrirá con certeza. Si queremos calcular la probabilidad de accidente en determinado puesto de trabajo entre varios semejantes, no se puede determinar ex ante sino ex post, es decir, recabando datos después que han ocurrido accidentes en determinado período de tiempo. Debemos dividir los casos favorables (número de accidentes ocurridos) entre el número de casos posibles (número de puestos de trabajo semejantes, donde ha ocurrido el mismo tipo de accidente en el mismo tipo de puesto de trabajo).

    CONTINUA PARTE 4

    #169398 Agradecimientos: 0
    Muñoz2
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    septiembre 2006


    Con la probabilidad la estadística efectúa su entrada en un sistema laboral. La probabilidad de accidente es una variable estadística, aplicable únicamente a un conjunto de sistemas laborales homogéneos; no es aplicable a un único sistema laboral. La variable “probabilidad de accidente” debe interpretarse de un único modo: valoración de la ocurrencia del suceso aleatorio “accidente” en determinado número de puestos de trabajo de un conjunto (determinado sector económico con “n” puestos de trabajo). De acuerdo con el análisis anterior, creo haber demostrado que el concepto “probabilidad de accidente” es estadístico, luego no existe en determinado puesto de trabajo. Podría creerse que podemos asignar una probabilidad de accidente “p” a un puesto de trabajo concreto A entre muchos semejantes, cuando disponemos del valor estadístico de la probabilidad de accidente en determinado sector económico (para ese mismo tipo de puesto de trabajo). Esta creencia es una contradicción, porque significa que todos y cada uno de los puestos de trabajo tienen exactamente la misma probabilidad de accidente (coincidiendo con el promedio), cuando lo cierto es que la probabilidad para cualquier puesto de trabajo no es constante, es el promedio el que se mantiene constante (si las circunstancias no cambian).

    Este análisis lógico implica que la fórmula “riesgo = probabilidad de accidente x severidad de sus consecuencias” no valora el riesgo, sino otra cosa distinta. En efecto, en la naturaleza todo hecho puede valorarse cuantitativamente de dos modos: midiendo la magnitud de sus causas, o bien la magnitud de su efecto. Por ejemplo, la magnitud de la energía cinética puede valorarse, o bien por el efecto dañino que causa el impacto contra otro objeto, o bien por la causa dañina que lleva consigo, la velocidad de la masa. Análogamente, el riesgo puede valorarse midiendo directamente la magnitud del hecho (severidad de las consecuencias de un eventual accidente), o bien indirectamente midiendo la magnitud de sus causas (probabilidad de accidente).

    Si multiplicamos la probabilidad de accidente por sus consecuencias no obtenemos riesgo sino otra cosa. Sostengo que el producto de la causa del riesgo por su posible efecto valora una magnitud que denomino “potencia del riesgo”, por analogía con la potencia eléctrica. Esta magnitud física se valora multiplicando la causa “tensión eléctrica” por su efecto “intensidad de la corriente”. Análogamente, la “potencia del riesgo” es resultado de multiplicar la causa “probabilidad de accidente” por su efecto “severidad de sus consecuencias”. Luego:

    potencia eléctrica = diferencia de potencial x intensidad de la corriente
    potencia del riesgo = probabilidad de accidente x severidad de sus consecuencias

    Como se da la circunstancia de que uno de los componentes de la potencia del riesgo es una variable aleatoria, este producto puede interpretarse desde otro punto de vista adicional, que denomino esperanza de daño porque tiene la misma naturaleza o significado que el concepto esperanza matemática obtenido de la teoría de la probabilidad: producto de una variable aleatoria (probabilidad de accidente) por determinada magnitud (cantidad de daño esperada). Por ejemplo, la esperanza de ganar 100 € (100 unidades de daño) jugando con un dado (“jugándose el físico”), es igual a la probabilidad de obtener “seis” (probabilidad de accidente) por la apuesta (cantidad de daño esperada), es decir, 1/6 · 100 € (probabilidad p de accidente x 100 unidades de daño). El resultado de este producto es una cantidad de daño, con un valor minorado dependiendo del factor de corrección “probabilidad”, comprendido entre 0 y 1. Dicho de otra forma, este producto valora la magnitud esperada de un eventual daño derivado de un eventual accidente. En la teoría de la probabilidad, esta magnitud se denomina “esperanza de daño”.

    #169399 Agradecimientos: 0
    Muñoz2
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    septiembre 2006


    Por otra parte, la experiencia nos dice que la cantidad de daño esperada no es constante sino variable. Y, además, nos dice que esta variable es aleatoria, porque la severidad de las consecuencias es una magnitud que oscila entre dos valores, uno máximo y otro mínimo (propiedad que no tiene en cuenta la forma habitual de valorar el riesgo, lo que significa que su valoración es arbitraria puesto que es totalmente subjetiva). Esto significa que debemos valorar la severidad de las consecuencias también mediante otra probabilidad referida, en este caso, a la magnitud de un daño. Así pues, sostengo que la variable aleatoria “severidad de sus consecuencias” debe valorarse mediante el daño más probable o daño típico (más frecuente), que es el parámetro estadístico denominado “moda”, que tiene más sentido que el daño máximo, mínimo o medio. Por ejemplo, si en determinada clase de accidentes el daño máximo es A y el mínimo es B, puede ocurrir que la media (A+B)/2 esté muy desplazada hacia alguno de ambos extremos, lo cual sucede cuando la severidad de las consecuencias no sigue, desde un punto de vista estadístico, una curva “normal” (curva “en campana” simétrica). En este caso, el daño promedio no coincide con el eje vertical de esa curva, sino que está desplazado hacia alguno de sus lados.

    5. Conclusiones

    Además de falsa, la teoría es sumamente incompleta, porque puede ser refutada numerosas veces, ya que nada dice ni puede decir frente a hechos que existen o eventos que suceden tales como: “acceso previsto o imprevisto de un trabajador a un agente dañino, o a la inversa”; “ocurrencia de fallo técnico o humano”, “falta de aplicación de medidas de seguridad ante la ocurrencia de un fallo o ante sus consecuencias”, etc. Por ejemplo, ¿en qué componente del riesgo se incluyen los siguientes elementos que tienen influencia en la creación de riesgo? No es una lista exhaustiva:

    Duración de la exposición de personas a agentes dañinos
    Posturas inadecuadas, gestos inadecuados, etc. que crean trastornos músculo-esqueléticos
    Tareas que ocasionan fatiga física y mental
    Falta de suficiente información, formación y adiestramiento a los trabajadores
    Circunstancias que crean aburrimiento o estrés laboral.
    Trabajar a destajo (remuneración por tiempo, no por horas, lo que implica favorecer un accidente cuando se trabaja con prisas)
    Trabajo nocturno (crea daños psíquicos a largo plazo, porque los seres humanos no somos animales nocturnos)
    Falta de interés, de motivación y satisfacción en el puesto de trabajo
    Falta de colaboración de los trabajadores en la prevención de riesgos
    Falta de organización, planificación, etc. por la dirección
    Deficiencias en el diseño, en la fabricación, en el control de calidad en las compras, etc.

    Muchos de estos elementos forman parte de lo que se denomina ergonomía en el puesto de trabajo. En estos casos, no siempre hay exposición a agentes dañinos, sino desempeño de un puesto de trabajo de forma inadecuada, desempeño inadecuado para determinada persona, exigencias inadecuadas de la dirección (ejemplo, trabajar por objetivos difícilmente alcanzables, lo cual genera estrés). Nada de esto contempla la teoría.

    Como resumen de este análisis, siempre que aparece un fallo en una teoría es producto de ideas preconcebidas que son falsas. ¡Qué intuitiva puede parecer la teoría clásica del riesgo, sin ser más verdadera por ello! Podría creerse que la teoría clásica es buena porque, hasta ahora, ha sido útil. Pero la utilidad de una creencia o teoría no demuestra su verdad. La verdad empieza donde el error termina. Lo cierto es que la vieja teoría no es tan útil como creemos. Su falsedad tiene mucho que ver con la ineficacia en conseguir la reducción de accidentes y patologías laborales. Pero tengo buenas noticias, porque la teoría del riesgo ha resurgido de sus cenizas como el ave fénix3. Este cambio exige liminar prejuicios. Pero esto puede ser difícil para quien tiene sólidamente arraigado el actual concepto y valoración del riesgo. Para eliminar el error es necesario hacer el esfuerzo intelectual de estar dispuesto a abandonar ideas preconcebidas, porque el mayor enemigo de la verdad son las convicciones

    #169400 Agradecimientos: 0
    ZEUS
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    agosto 2002


    Felicidades por la cuestión planteada.

    1. Con respecto a lo que planteas, la verdad, creo que fomenta a quien lo lea continuar con nuestra arraiga cultura preventiva, en la que trabajadores y empresarios creen que los accidentes son como las quinielas, hoy te toca a ti y mañana a otro, es cosa del destino y por tanto ineludible, por tanto, para que adoptar arduas y costosas medidas preventivas si es la suerte, el azar el que determina cuando se produce el accidente. Ten en cuenta este planteamiento, por que tus palabras tienen muchos oidos, y algunos solo se quedan con una parte.
    2. En cuanto al razonamiento que expones, a mi parecer desde el punto de vista preventivo, no es tan importante la probabilidad del suceso como el suceso en si, no es saber que cara del dado va a salir, si no que hay seis sucesos que se que pueden producir a causa de lanzar el dado (relación causal)y que los debo conocer y controlar. La prevención es fruto de los sucesos que conocemos, los accidentes y las causas que lo produjeron (recetarios), no se puede prever lo que no se conoce, pero una vez que se conoce si puedo poner remedio (Como prevenirse de una invasión extraterrestre si no se que existen extraterrestres). Ej1 Un cuchillo corta (relación-causa efecto), como corta protejo al trabajador del corte (relación causal) Me importa poco la probabilidad del suceso corte sobre el trabajador, ya que conozco por las causas de otro accidente que el cuchillo origina cortes y tengo que adoptar medidas.
    Ej.2. Caer de un andamio a cierta altura origina daño, como origina daño, tengo que adoptar medidas para que este no se produzca (relación causal), independientemente de cuando el trabajador pierda el equilibrio,…, y asi sucesivamente.
    3. El principio de causalidad engloba al de casualidad, y te pondre un ejemplo de tu razonamiento A no siempre B. Ej. Un terrorrista puede poner una bomba, responde a A entonces no B, pero tambien puede disparar a una persona, puede agredir a una persona,…., y ademas no podemos determinar con exactitud cuando va a poner una bomba, lo único cierto en dichas afirmaciones es: El terrorista genera daño (por que si no es asi, no seria terrorista, seria pacifista), por lo tanto, tengo que adoptar medidas para que no ponga bombas, no dispare, ni agreda a a nadie, sucesos conocidos, aunque no sepa cuando lo va a llevar a cabo. La relación de casualidad esta englobada en una relación de causalidad. La historia esta basada en sucesos que han podido evitarse, y los accidentes son historia cuando ocurren, y la prevención esta orientada a las medidas que tengo que poner en marcha para que no se repita el accidente, ya que cuando va a suceder, de momento es un elemento que no entra en la ecuacion de la prevencion, nosotros no somos adivinos. Un medico no adivina una enfermedad, la reconoce a traves de unos sintomas y pruebas, y posteriormente aplica una serie de medidas. Si alguien enferma es porque algo le ha causado la enfermedad, independientemente de cuando se produzca, siempre que nos lesionamos es porque algo nos lesiona, y no es la probabilidad, por tanto, la probabilidad no es causa de accidente y el azar menos todavia.
    4. El que utilicemos habitualmente el concepto de riesgo como posibilidad de que se produzca un accidente, no implica que predomine la casualidad sobre la causalidad en el accidente, más bien al contrario, se sabe que hay una serie de sucesos (accidentes)que han sucedido en circunstancias parecidas, y nosotros analizamos dichas circunstancias para establecer medidas preventivas y evitar el suceso, principio de causa (circuntancias que generan el accidente)-efecto (accidente). Si lanzo una moneda al aire existe el 50% de probabilidades de al caer salga cara o cruz, conociendo esto introduzco una variable, como se que ambas pueden suceder, dedido que no salga cara (accidente) adoptando una medida (recetario), antes de que caiga al suelo la cojo y la coloco de cruz.

    Espero leer tu articulo en breve.

    Un saludo

    #169401 Agradecimientos: 0
    nexus64
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    octubre 2006

    Iniciado

    Discrepo de su planteamiento que no de sus conclusiones SR. Amungar1.

    Me explico brevemente, TODOS los accidentes tienen CAUSAS, normalmente varias causas.
    Por lo que lo ESENCIAL no es llegar a esta conclusión, sino estudiar en el mundo real , use se, en el tajo las condiciones de trabajo.

    La verdadera misión del prevencionista es determinar las causas y poner medidas, no andarse con ficciones platónicas o kantianas, manchate las manos de grasa y habla con los trabajadores ellos te aportarán el verdadero punto de vista que te falta, estas muy metido en tu mundo.

    Creo que te has equivocado de foro.

    #169402 Agradecimientos: 0
    Ziredna
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    3
    0
    agosto 2006

    Iniciado

    Hombre, me parece muy interesante, aunque relativamente poco práctico para los que estamos en estos foros, las ideas que planteas, pero cuando dices “Hace 10 años que comencé a escribir un libro sobre “teoría del riesgo” porque, que no sepa, no existe ninguno en el mundo.” me parece que exageras un poco… Sin embargo, y sin meterme mucho en este tema, hay muchos libros y artículos extensos que tratan estos temas (por cierto un libro únicamente por ser más extenso que un artículo científico, no tiene porque tener planteamientos más avanzados). De todas maneras ten en cuenta, que todo esto no son más que teorías y obviamente abiertas a modificación y a que aparezcan teorías que expliquen mejor la realidad.
    Te recomiendo si es que no lo conoces:
    W. D. ROWE, AN ANATOMY OF RISK (1977) y Thompson: Risk Objectivism and Risk Subjectivism: When are Risks Real?, 1 RISK: ISSUES IN HEALTH AND SAFETY 3 (1990).
    Saludos y echa un vistazo también en los mundos de la filosofía, matemáticas y economía, entre muchos otros.

    #169403 Agradecimientos: 0
    DE ARMAS
    Participante
    0
    octubre 2001


    Esto me recuerda a las tautologías de Parmenides (filósofo presocrático) con su desquisición del ser:
    “El ser es no engendrado e indestructible, como totalidad es inmutable, no tiene meta.
    No tiene ni pasado ni futuro; está siempre presente; no tiene nacimiento o crecimiento,
    porque fuera de él hay sólo la nada. Existe en el sentido absoluto; no nace ni muere. Es
    igual a sí mismo porque expresa la existencia en su plenitud. Por todo esto, los
    nombres que los hombres atribuyen al eon no son verdaderos. Los nombres como
    nacer, morir, etc. son verdaderos sólo en relación con la mutabilidad de los fenómenos
    y de las experiencias que los hombres hacen cotidianamente. No lo son referidos al tò
    eón. El tò eón es un orden sin separación, homogéneo; como decía antes, es el mundo
    de la lógica.”

    La cuestión en su planteamiento es ¿Quién dice que “A ENTONCES SIMPRE B”? ¿la experiencia? ¿uste? ¿yo? ¿Parménides?

    La realidad es que en Prevención nunca A es siempre B y que la casualidad no existe sino en el lenguaje como codigo para entender que cuando intervienen múltiples componetes o factores de difícil o imposible para el ser humano analisar, desimos que es casualidad.

    Saludos

    #169404 Agradecimientos: 0
    Muñoz1
    Participante
    0
    septiembre 2006


    Lee mi comentario más abajo, donde contesto a Manuel

    #169405 Agradecimientos: 0
    Muñoz1
    Participante
    0
    septiembre 2006


    He comprobado que a muy poca gente interesa este asunto. No hay mas que ver los escasos lectores de mi artículo sobre el tema que dividí en “parte 1”, “parte 2”, etc., donde explico en detalle la contradicción que existe entre la afirmación de que los accidentes son CAUSALESpero también CASUALES, por el hecho que que la ley valora la magnitud del riesgo en función de la PROBABILIDAD de accidente (azar), no en función de la POSIBILIDAD de accidente (peligro).

    No discuto que TODOS los accidentes tienen causas (cosa que han malinterpretado todos los foreros), sencillamente porque lo contrario viola el “principio de causalidad” de la naturaleza. Lo cierto es que que MUCHOS accidentes (es decir, no todos) son azarosos, lo que significa que, además de las causas que lo hacen posible (peligro), existen causas adicionales que lo hacen probable (azar). Esto es lo que nos dice el sentido común, pero no resiste el más mínimo análisis lógico. En efecto, la lógica nos dice que es una contradicción que un hecho “posible”, que tiene la propiedad “puede suceder”, además tenga la propiedad opuesta “puede no suceder”,propiedad que caracteriza a un hecho “probable”. Ambas propiedades son incompatibles en un hecho posible, pero son compatibles en un hecho probable porque este hecho tiene naturaleza “contingente”.

    Este es el meollo de la cuestión que, como bien dices (y algún otro forero, tomándoselo a risa) tiene naturaleza filosófica. Se trata de una cuestión que planteo y discuto en el capítulo “Filosofía del riesgo” del libro que estoy escribiendo. Desgraciadamente he comprobado que “el riesgo es más un arte que una ciencia”, porque a nadie le interesa sus fundamentos científicos, sino sólo aprenderse de memoria una lista de “recetas” (medidas de seguridad) para salir al paso de los problemas que se nos plantean, aplicándolas “a ciegas” porque eso es lo establecido. Si no hay una receta el prevencionista está perdido porque no tiene “dónde agarrarse” (sólo a su sentido común o imaginación), sencillamente porque ignora los fundamentos teóricos del riesgo, sólo conoce la práctica usual. El problema teórico (no práctico, que es en lo que todo el mundo ha puesto su atención) que he planteado lo he resuelto modificando el principio de causalidad: existe una causalidad “fuerte”: “si A entonces siempre B” (causalidad estricta) y una causalidad “débil”: “si A a veces B” probabilidad).

    Quien tenga oídos, oiga. Pero sólo una chica ha escrito que comparte mi opinión. Se llama “noelianoemi”. Dijo: Pues sí, amigo.Creo que tienes razón y además espero leer tu pulblicación. PD: El resto de “foreros” que (sin animo de ofender) me recuerdan a mi misma cuando trabajaba en un SPA. Ahora que soy Responsable de Seguridad de una fábrica veo las cosas con otros ojos.

    #169406 Agradecimientos: 0
    Edguitar
    Participante
    1
    0
    julio 2003

    Iniciado

    Me parece que la seguridad industrial es un proceso interdisciplinario, que contiene eventos de entrada( causas) y otros de salida( accidentes), considerando los factores de toda actividad empresarial, esto es: hombre, operación, máquina y ambiente. Cada uno de ellos debe ser objeto del análisis de causalidad.
    No es una casualidad que estos elementos se encuentren allí, por el contrario, un buen programa de seguridad industrial tiene relación con un buen control de los riesgos identificados previamente.
    Si es que este control falla y se produce el accidente, la técnica de seguridad industrial permite investigar el accidente y encontrar sus causas, tomar las medidas correctivas más convenientes para evitar su repetición.
    No puedes decir que la casualidad es la bandera de los expertos y que la causalidad es un tema de los trabajadores
    Me parece que de tanto filosofar, a alguién se le están cruzando los cables

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  • El debate ‘ ¿Es el accidente un fenómeno causal o casual?’ está cerrado y no admite más respuestas.