El gruista que trabajaba en la torre del accidente del nuevo Mestalla confirmó a la juez que no golpeó la estructura. En un primer momento se barajó que el impacto de la grúa causara el siniestro en el que perdieron la vida cuatro obreros, pero dos encofradores ya advirtieron la semana pasada que no escucharon ningún golpe antes de que se desplomase el andamio.
El trabajador explicó a la magistrada que el andamio resiste a un impacto de ese tipo “si está bien anclado”. Además, el operario descartó que la estructura hubiera sufrido en días anteriores algún golpe que la dañara, según confirmaron fuentes próximas al caso.
El accidente en el que perdieron la vida cuatro trabajadores se produjo el 10 de mayo de 2008 al desplomarse el andamio de una de las diez torres del estadio. Tres de los cuatro trabajadores muertos estaban en la parte superior de la torre, mientras que el cuarto esperaba abajo. El siniestro presuntamente ocurrió al fallar uno de los enganches del andamiaje del encofrado. El fiscal considera que los imputados cambiaron el sistema de montaje, desatendiendo las instrucciones del manual.
El andamio llevaba quince días colocado. Los peritos que prestaron declaración hace tres semanas aseguraron que no sabían por qué el andamio aguantó varios días e indicaron que no dio ningún aviso. Los técnicos dijeron que la rotura fue “imprevisible e inmediata porque ocurrió en décimas de segundo”.
Los encofradores manifestaron en el juzgado que cambiaron el sistema de montaje de los andamios porque no les suministraron los tornillos. Los obreros indicaron que la empresa fabricante del andamio les dijo que sustituyeran los tornillos por barras cortadas. El problema es que la resistencia de las barras cortadas es doce veces inferior a la de los tornillos.
Los encofradores añadieron que una vez que llegaron los tornillos continuaron utilizando el sistema de barra cortada cuando surgían problemas. En concreto, usaban barras cuando el cono que ajustaba el anclaje estaba mal colocado, como ocurrió en la torre siniestrada.
Los inspectores de trabajo que examinaron el accidente revelaron que en otras dos torres del estadio estaban mal los anclajes. La torre del siniestro y las otras dos tenían inclinado uno de los conos de sujeción del anclaje del andamio. La pieza desplazada provocaba pérdidas de resistencia de hasta el cincuenta por ciento.
La magistrada comenzará a interrogar a los imputados dentro de un mes, una vez que hayan declarado la veintena de testigos propuestos por el fiscal de Siniestralidad Laboral.
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