El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña considera que explicar chistes verdes, hacer comentarios sexuales o enviar cartas de amor de forma reiterada constituyen también formas de acoso sexual en el trabajo, que son más graves si se dirigen a una misma persona en un centro laboral pequeño.
Así, el TSJC ha condenado a un empresario que, según la sentencia, también explicaba a la empleada su vida sexual e interrogaba a la chica por la suya y le daba besos, algunos de ellos en la boca, al cerrar cada día el negocio en el que trabajaban ambos, un tienda de fotografía de Tarragona.
La sentencia también disculpa a la mujer por guardar silencio durante mucho tiempo sobre el acoso que recibía al creer que lo hizo por el “lógico temor a miedo a perder el trabajo y el deseo de aferrarse al mismo en un vano intento de llegar a soportar esta situación o conseguir en el futuro su cese”.
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
