La sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de Balears ha reconocido como enfermedad profesional la encefalopatía que sufre un obrero mallorquín, que durante años ha inhalado y tocado substancias tóxicas emanadas de las colas y pegamentos usados en la fabricación de zapatos.
El Alto Tribunal ha dictado una sentencia en la que se declara la obligación de la fábrica de Inca, la Seguridad Social y una mutua laboral de reconocer que la dolencia crónica del trabajador es una enfermedad profesional.
Este reconocimiento supone un aumento de las compensaciones económicas pagadas al obrero en caso de baja temporal, entre otras consecuencias.
Los hechos se remontan a 2002 cuando el empleado de la fábrica de calzados fue sometido a análisis de orina para determinar el nivel de los metabolitos de los disolventes usados en la industria del calzado.
Según la sentencia, los disolventes manejados por los fabricantes de zapatos contienen tolueno, xileno y metilbutilcetona y son la base de las colas y pegamentos empleados en el proceso productivo. Estas substancias tóxicas pueden producir a largo plazo intoxicaciones en las personas y graves enfermedades.
El análisis efectuado al demandante reveló niveles en su organismo superiores a los permitidos al personal expuesto a los disolventes orgánicos. Otras pruebas realizadas al trabajador en años posteriores indicaron niveles de toxicidad inferiores al tope máximo autorizado.
El obrero empezó una baja por enfermedad en otoño del 2005 y se le diagnosticó una posible “encefalopatía tóxica por intoxicación por tolueno”. Desde entonces está siendo tratado en el servicio de neurología de Son Dureta.
La mutua demandada se opuso a la declaración de enfermedad profesional alegando que no estaba claro el diagnóstico del obrero y la causa de su dolencia. El TSJB ha desestimado dicha tesis y ha dado la razón al afectado.
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