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El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) descartó que haya riesgo radiológico en las inmediaciones de la central eléctrica de Ascó I (Tarragona) tras haberse detectado la presencia de partículas con radioactividad en el exterior de esta instalación.

En un comunicado, el CSN puso de manifiesto que el impacto radiológico que han podido causar estas partículas en los trabajadores de la central nuclear, los que viven en sus inmediaciones y el medio natural “está muy por debajo de los límites reglamentarios establecidos”.

Según toda la información sobre la incidencia disponible a fecha de hoy, el CSN clasificó provisionalmente el suceso “como Nivel I en la escala INES, por deficiencias en el control del material radioactivo”. Durante los próximos días, inspectores del CSN continuarán en la central. El organismo sigue analizando si la vigilancia radiológica hasta la fecha es suficiente o tiene que complementarse, y además, ha solicitado la comparecencia de la Presidenta del Organismo, Carmen Martínez Ten en el Congreso para informar de la incidencia.

Por otra parte, el CSN convocó hoy para el próximo 9 de abril el Comité Local de Información de Ascó, donde asistirán todos los alcaldes de las poblaciones situadas en las inmediaciones de la central eléctrica: Ascó, Corbera dEbre, Flix, El Molar, Garcia, La Palma dEbre, La Figuera, La Fatarella, Móra la Nova, Móra dEbre, Riba-roja dEbre, La Torre de lEspanyol y Vinebre.

El escape de partículas con radioactividad se produjo el pasado 29 de noviembre, tres días después de que hubiera una primera fuga de material radioactivo mientras se hacían los trabajos de limpieza en uno de los edificios de la central nuclear -el edificio de combustible de la central Ascó I-, que en un principio sólo afectó al sistema de ventilación de la central.

Las investigaciones hechas por el CSN durante el fin de semana por un equipo de seis inspectores apuntan que el día en que se produjo la incidencia que dio lugar a la fuga, el pasado 26 de noviembre, el sistema de ventilación, que estaba funcionando a modo de emergencia, impidió la posible emisión de material radioactivo en el exterior.

La razón es que cuando el sistema funciona en fase de emergencia, el caudal de aire se hace pasar por unos filtros, lo que impide estas emisiones. Tres días más tarde, el 29 de noviembre, se paró la ventilación de emergencia y se conectó la ventilación normal, que no filtra el aire, momento en que “con toda probabilidad”, según el CSN, se produjeron las fugas de material radioactivo en el exterior.

El CSN constató que “el arrastre de partículas contaminadas residuales” hacia el exterior, que se encontraban en los conductos de ventilación, se hizo a través de la chimenea. El pasado 14 de marzo, durante los trabajos de vigilancia que se hacen cada semana en el exterior para controlar la radioactividad, se detectó una partícula radioactiva, que fue inmediatamente retirada. Tras esta incidencia, se incrementó la vigilancia en la zona.

Ya en abril, se amplió el perímetro de vigilancia, tanto en el interior como en el exterior del vallado de la central, y se localizaron nuevas partículas radioactivas, todas ellas en la dirección dominante del viento. El número de partículas disminuía con la distancia al foco de emisión y no se encontró ninguna en las proximidades del río Ebre.

Todas las partículas radioactivas han sido localizadas y retiradas, y este material “se ha encontrado en forma de puntos y no de una contaminación uniformemente distribuida en el terreno”.

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La Vanguardia

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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