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El incendio en una residencia de ancianos ilegal situada en Birre, un barrio residencial de Cascais (Lisboa), se cobró ayer la vida de seis ancianos, de los que cinco murieron por asfixia y uno resultó calcinado. En la extinción de las llamas participaron 45 bomberos de la zona que fueron avisados una hora después del comienzo del incendio, por lo que sólo consiguieron rescatar a tres supervivientes de los nueve ancianos que vivían en el local. Al parecer, el origen de las llamas estuvo en uno de los cuartos del segundo piso del hogar de dos plantas. El excesivo calentamiento de una lámpara situada al pie de una cama propagó rápidamente el fuego entre las sábanas y mantas de uno de sus residentes, que se quedó dormido durante la lectura de un libro.

El hogar donde se declaró el incendio era una extensión de otra residencia de la tercera edad situada en el centro de Cascais y funcionaba desde hace dos años de forma ilegal, sin el permiso exigido por la Seguridad Social, según confirmó Cristina Louro, responsable del Instituto de Solidaridad y Seguridad Social.

Además, el edificio no poseía las condiciones mínimas de seguridad contra incendios, al carecer de extintores, alarmas de detección o puertas de emergencia, lo que ha de llevar al cierre inmediato de la institución, según indicó esta responsable.

La tragedia coincide con la puesta en marcha, el pasado lunes, de un equipo de emergencia bajo el mando de la Seguridad Social, cuyo deber será inspeccionar todos los hogares de ancianos en Portugal. «Serán realizadas visitas sorpresa que, sin contemplaciones, ordenarán el cierre de todos los hogares que no cumplan los trámites legales», explicó Cristina Louro.

Cierres masivos

Esta iniciativa responde a la necesidad de realizar una cuidada inspección a las residencias de ancianos de Portugal, después de que las autoridades portuguesas se vieran obligadas a ordenar el cierre de 200 hogares durante los últimos cinco años. Desde septiembre del 2000, se ha procedido al cierre de 58 instituciones ilegales en un universo de 457 residencias inspeccionadas.

Además, la tragedia de Cascáis representa el tercer geriátrico incendiado en lo que va de año en Portugal, con incidentes que causaron en total 9 muertos y 24 heridos. El 25 de julio, el incendio provocado por un residente que sufría perturbaciones mentales causó tres muertos en un hogar de Viana do Castelo, en el norte del país.

El local poseía todas las condiciones de funcionamiento exigidas por ley, con la excepción de un sistema central de detección de incendios, según reconoció un responsable de la Seguridad Social. Cerca de un mes antes, en Viseu, una violenta explosión destruyó parcialmente un piso de un edificio que acogía un jardín de infancia y un hogar de la tercera edad. En esa ocasión, una fuga de gas fue la causante de este incidente que no provocó víctimas mortales.

En el caso del municipio de Cascais, la situación es más alarmante, ya que «el año pasado fue elaborado un informe sobre 50 hogares, de los que sólo dos estaban legalizados. La Seguridad Social ya cerró, mientras tanto, doce de esos hogares», explicó Alexandre Sargento, concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Cascais.

Joao Loureiro, comandante de los Bomberos de Cascais, calificó de «devastadora» la apariencia del interior de la residencia, donde al producirse el incendio había nueve ancianos

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La Verdad

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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