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José Luis nunca olvidará el 6 de agosto. Y no por la incertidumbre que él y otros 33 trabajadores pudieron vivir durante seis horas en el interior del túnel del AVE en el que se vieron atrapados en Riofrío (Segovia), y que no sintieron. Ni por pensar que no iban a poder salir con vida, algo que tampoco creyeron en ningún momento, sino “por la que se ha armado fuera”.

Pasadas las 14.00 horas saltaba la alarma: explotaba una máquina transportadora -una pequeña locomotora con dos vagonetas- que trasladaba el material a lo largo del túnel en obras de la línea AVE Madrid-Valladolid, que une las localidades segovianas de La Granja y Riofrío.

El presidente del Ente Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), Ramón Escribano, señaló que existe “un indicio” de que el fuego fuera ocasionado por “una chispa o una rotura” en “un alternador” de la máquina.

El maquinista dio la voz de alarma e intentó en un principio apagar el fuego con un extintor, pero las llamas se extendieron.

Los 34 trabajadores que había en el interior ni siquiera escucharon la explosión, ya que estaban situados en el punto kilométrico 3,9. La incertidumbre creció entre los familiares, que se iban enterando por los medios de comunicación de que sus allegados se encontraban encerrados sin poder salir por la densidad del humo.

El incendio había dañado también el túnel de ventilación de la obra, pero dentro de la máquina tuneladora donde trabajaban los operarios, de 200 metros de longitud y 18 de diámetro, la bolsa de aire que se había formado era suficiente para permitirles seguir con vida.

El humo del cigarrillo

La concejala de Seguridad de Segovia, Ana San José, explicó que el rescate se alargó porque no había equipos de oxígeno para larga duración. Decenas de dotaciones de bomberos, Protección Civil y ambulancias se desplazaron al lugar del accidente, pero no fue hasta las 19.00 horas cuando llegaron los servicios de rescate capacitados para recuperar a los trabajadores.

Sentados, comunicados en todo momento por radio con el exterior, los trabajadores iban conociendo la evolución de su salvamento. “Hemos estado muy tranquilos. Esperamos a que llegaran los bomberos con las bombonas de oxígeno, nos enseñaron a ponernos las mascarillas y luego salimos. Así de fácil”, dijo a elmundo.es Jose Luis, un operario de Ávila que lleva trabajando desde hace un año en esa obra.

“Se han dicho muchas barbaridades, como que habíamos muerto calcinados. Pero allí no hubo peligro ni nada de nada. Ni siquiera vimos el humo que originó el incendio de la locomotra. Nos pillaba muy lejos. El único humo que veíamos era el de los cigarrillos que estábamos fumando”, bromea José Luis, que esperaba ayer junto a otros seis compañeros a un rutinario chequeo médico en el Hospital San Lorenzo del Escorial.

Y aunque en esos instantes nadie en el mundo se hubiera cambiado por estar en su pellejo, ellos tan panchos. “No ha sido nada. No hemos corrido peligro ni nada parecido”, incidió Álvaro, un ecuatoriano que lleva varios meses en la obra. “Sólo vimos el humo cuando pasamos por la zona de la explosión, pero nada más”.

A su mujer, sin embargo, no se le ha pasado todavía la angustia. “Nos enteramos de todo por la radio y nos pusimos muy nerviosos. Cuando llegamos a la zona del accidente nos dijeron que estaban todos bien, pero hasta que no llegas y los ves, no te lo crees”.

Al salir del túnel a las 20.10, los encerrados fueron recibidos con aplausos por sus compañeros. Tres personas fueron evacuadas en ambulancia al Hospital General de Segovia, pero sólo uno permanecía bajo observación por problemas de respiración.

La seguridad del túnel

El ministro de Defensa y de guardia durante las vacaciones, Federico Trillo, que se desplazó al lugar, se felicitó por el desenlace, reconoció que se temió por la vida de los atrapados, pero que, “gracias a Dios, los mecanismos de seguridad han funcionado, se ha cortado el aire para poder establecer una zona de aire frío con oxígeno y ventilación suficiente”.

Los sistemas de alarma funcionaron de inmediato, lo que permitió bloquear la entrada de aire al fondo del túnel, de modo que en la zona en la que refugiaron los trabajadores hubiese suficiente oxígeno disponible.

El ministro destacó la “perfecta coordinación” en las labores de rescate entre los ayuntamientos de Segovia y La Granja, la Junta de Castilla y León, los efectivos llegados de otros puntos, como Madrid, y la empresa constructora de los túneles.

Las obras

El acceso a las obras donde quedaron atrapados los trabajadores está ubicado entre lso municipios segovianos de La Granja y Riofrío, entre la N-603 (Segovia-San Rafael) y la CL-601 (Segovia-La Granja).

Por allí pasan los dos túneles paralelos de 28 kilómetros de longitud que construye el Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (GIF) desde 2001 para canalizar la salida del AVE, en Segovia, desde Madrid. Su construcción está presupuestada en 1.082,4 millones de euros. Uno de los túneles ya contaba con cuatro kilómetros construidos y el otro con tres.

El Ministerio de Fomento tiene previsto que las obras del tramo Madrid-Valladolid terminen en 2007 y que el servicio de transporte de pasajeros comience en 2008. Valladolid se colocará a unos 50 minutos de la estación madrileña de Chamartín, y Segovia a escasamente 22.

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El Mundo

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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